Norzagaray y Santamaría, enloquecidos desbordan odios e información falsa

Los desnudan los procesos electorales y sus odios e inclinaciones políticas. Es normal que se involucren continuamente en conspiraciones político-electorales. No toleran otras opiniones y quedan exhibidos cuando se analizan sus mentiras.  

Son novelistas que escriben fantasías, no verdades, seudointelectuales que fabrican rollos o falsedades como si se tratara de sentencias públicas. 

Enloquecen cuando se “desmenuzan” sus novelillas que tratan de hacer aparecer como análisis políticos. Refractarios a la libertad de expresión de otros, alegan, cuando son descubiertos in fraganti, que se atenta contra su derecho a que nada más su opinión sea conocida.  

Fueron por muchos años las “vacas sagradas” de la UAS, a cuyas autoridades atacaban, injuriaban, para obtener prebendas universitarias. Hoy, son odiados en el alma mater. Ya están quemados. Se les conoce de de lo que son capaces. 

Dio en el clavo: se trata de Ernesto Hernández Norzagaray y Arturo Santamaría Gómez, cuenteros por amor a la falsedad. Nuevamente, los dos, integrantes de la “jauría seudointelectual”, soltaron sus ladridos –Don Quijote de la Mancha diría “ladran, Sancho, señal de que avanzamos”-, para distorsionar la realidad en un intento por desacreditar el liderazgo de Héctor Melesio Cuén Ojeda y al PAS, el partido y el movimiento político y social más importante constituido fuera de los aparatos de gobierno en Sinaloa y en México.  

En una acción sincronizada, asustados por el avance del Partido Sinaloense y el posicionamiento alcanzado por Héctor Melesio Cuén, quien emergió como defensor de las víctimas de la pandemia, de las familias desplazadas, de los empresarios y comerciantes flagelados por la crisis, de los pescadores, agricultores y campesinos, Norzagaray y Santamaría otra vez destilaron mentiras para atacar el proyecto sinaloense. 

Lo agredieron con ofuscación, con “desfiguros periodísticos”, con entelequias, descargando sus odios personales. 

Teniendo en común un pasado parasitario en la UAS, en lo que fue la Escuela (hoy Facultad) de Ciencias Sociales de Mazatlán, en donde obtuvieron múltiples licencias con goce de sueldo para hacer turismo académico nacional e internacional, los dos noveleros alucinaron y plasmaron sus calenturientos desvaríos en “trabajos periodísticos” chafas. 

Sin ninguna carencia económica –son personajes de la élite de Mazatlán- cobrando sus jubilaciones –salarios completos en la UAS como si fueran trabajadores en activo- y a la vez recibiendo sus pensiones en el IMSS, y coincidiendo como mercenarios, Hernández Norzagaray Santamaría Gómez, exhibieron la “pobreza de datos” y carencia del “espíritu científico” o de rigor periodístico para intentar invisibilizar y restar presencia y fuerza al PAS y a su líder Héctor Melesio Cuén Ojeda rumbo a las elecciones del 2021.  

Para refrescar la memoria de los dos mentirosos: solamente con una rápida comparación estadística se pueden comprobar los resultados de los procesos electorales locales de 2013 y 2016, cuyo incremento en los votos obtenidos por representación proporcional fue de 124 mil 276 a 192 mil 674 votos, respectivamente, con un incremento de tres a seis diputados plurinominales y tres presidencias municipales, y como candidato a gobernador Cuén Ojeda alcanzó 267 mil 674, lo que llevó al PAS a ser la segunda fuerza electoral del estado de Sinaloa. 

Para quienes les gustan las verdades completas, se añade al liderazgo y presencia social y política de Héctor Melesio Cuén Ojeda, el hecho de que al ser postulado candidato externo por la coalición PRI-PANAL a la presidencia municipal de Culiacán, obtuvo en el 2010 la cifra histórica más alta de votación de 171 mil 721 sufragios, con los que llegó al triunfo electoral más importante en la historia de los partidos políticos nacionales que lo postularon. 

Posteriormente, Cuén, solamente por el PANAL, también como candidato ciudadano externo a Senador en el año 2012, obtuvo, en medio de un proceso de linchamiento contra su persona y una despiadada “guerra sucia”, 189 mil 827 sufragios, votación que estuvo por encima de la obtenida por los candidatos a senador de la coalición PRD-PT-MC, que había postulado a AMLO como candidato a presidente de la República. 

Midiendo con realidad y certeza, sin las mentiras de Norzagaray y Santamaría, Cuén Ojeda como candidato ciudadano a senador por la coalición PAN-PRD-MC en el 2018, obtuvo 243 mil 630 votos, lo que representa un aumento en el número de sufragios, confirmando una tendencia de liderazgo creciente en un contexto de competencia nacional que se volcó en ese proceso a favor de Andrés Manuel López Obrador. 

Llego a una conclusión: el dominio de la cólera sobre la razón en Norzagaray y Santamaría, provocado por la pérdida de los crecientes privilegios que usufructuaron en la UAS, los cuales, a partir de la rectoría de Héctor Melesio Cuén Ojeda (2005-2009), les fueron suspendidos por la aplicación de la normatividad institucional que dio lugar a un proceso continuo de calidad en la casa rosalina. 

Además, si tuvieran un poco de decencia que exige cualquier análisis político serio, cuando menos deberían de corroborar y sujetarse a datos reales en torno a que el PAS, les guste o no, es el único partido político que en Sinaloa reporta el avance más importante en la conformación de una estructura política y electoral, amplia, fuerte y sólida, con un trabajo a favor de los sinaloenses los 365 días del año. 

Si su deber ser es ajustarse a su imaginación y sus odios, a difundir datos falsos, los pseudointelectuales -que se hacen llamar politólogos para destruir honras- rayan entonces en la masturbación periodística. Caen en lo panfletario. 

Lo peor es que Ernesto Hernández Norzagaray y Arturo Santamaría fabrican sus novelas y creen que son una realidad, no productos de imaginación; lo pésimo es que escriben mentiras y ellos mismos las toman como verdades y enloquecen cuando alguien les restriega en su cara otros datos, los reales, alegando que se atenta contra su libertad de expresión, que nadie quiere coartar, pues al final del camino su “trabajo planfletario” sirve para conocer las conspiraciones que se tejen en torno a un proyecto político sano, ciudadanizado. 

De algo sirven sus mentiras…