Sinaloa: fuego amigo gobernador fuego amigo

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

Los narcovolantes lanzados desde el aire en diversas ciudades del Estado, no Gobernador, no son responsabilidad de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Sus afirmaciones que hizo en la semanera carecen de toda prueba y fundamento y haberlo manifestado en una tribuna pública dejan ver en usted una postura política desafortunada y desafiante a toda lógica.

Fue una temeridad de su parte haber manifestado y atribuido un hecho detestable en contra de los directivos de la Universidad Autónoma de Sinaloa. La UAS sólo ha venido pidiendo respeto a la comunidad universitaria rosalina y también a su autonomía. Usted no ha querido escuchar ese reclamo.

Alguien que seguro lo aprecia mucho y que puede formar parte de su equipo de colaboradores en el gobierno o quizá de los que lo siguen dentro de la UAS pudieron haber fraguado esa difusión de los volantes que sorprendieron a toda la comunidad sinaloense.

En la UAS, gobernador, se trabaja para orientar y formar profesionalmente a los jóvenes de Sinaloa. Los directivos y todo el personal académico y administrativo de bien está muy ocupado en cumplir con las funciones sustantivas de la Universidad. No hay tiempo para distraer sus ocupaciones con esas actividades subversivas propias todavía de aquellos tiempos en los que a usted le tocó como Rector.

Menos mal que a sus incondicionales, que seguro fueron quienes difundieron esos volantes, no le hayan imputado a los directivos de la UAS la traición y el homicidio ocurridos el 25 de julio pasado.

Los hechos violentos tienen en un predicamento la seguridad ciudadana. Esos que fraguaron tirar esos volantes precisamente en la visita del Presidente de la República y la Presidenta Electa, son parte de aquellos tiempos en que se pensó como podrían hacer algo que impactara fuertemente en su gobierno.

Parece que lograron su propósito. Usted se irritó y ordenó que se fueran con todo en contra de los directivos universitarios porque los calificó que eran los autores de ese juego sucio. No gobernador, que no lo engañen ni se deje engañar. El fuego amigo lo tiene usted muy cerca.

Ese grupo que quiere forzosamente apoderarse de la UAS y que usted debe saberlo de quien o quienes se trata, quieren tenerlo colisionado contra la UAS y sus autoridades. Abra bien los ojos y que no logren que le nuble su inteligencia.

Los males que enfrenta el Estado y su gobierno, no son responsabilidad de la UAS. Las autoridades uaseñas han insistido reiteradamente en sentarse a dialogar y acordar los términos de la solución del conflicto. La solución no era ni es con el Congreso Local, es con usted.

Ordena, como descarga de ese coraje que no lo deja pensar con serenidad, a la Fiscalía que revisara las medidas cautelares que tienen impuestas ilegalmente el Rector Jesús Madueña Molina y el Encargado de la Rectoría Dr. Robespierre Lizárraga Otero. Sus lacayos parece que están logrando sacarlo de sus casillas y ponerlo políticamente en una posición más complicada frente a la presidenta Claudia Sheinbaum. Las autoridades federales tendrán que intervenir si las condiciones en la UAS se agravan. Usted lo sabe.

No mencionaré en este espacio de opinión lo que jurídicamente ya tienen a su favor los directivos universitarios ¿Qué necesidad habría de parte de los directivos universitarios de echarle más leña al fuego de la hoguera si lo tienen controlado?
Serénese gobernador. La política le enseñó como generar simpatías ante el pueblo que lo eligió. Ahora como gobierno, deberá tener las habilidades para negociar y resolver todas las diferencias que pudieran surgir con sus gobernados.

Sus amigos, que los tiene cerca, pueden estar pensando diferente porque ven en usted a un gobernante desgastado políticamente. Demasiadas muertes y bastantes desaparecidos en muy poco tiempo, preocupa a sus colaboradores. Feliciano Castro, su nuevo secretario general de Gobierno, merece su confianza, pero no la de muchos sinaloenses que no piensan como usted.

En la UAS no está el problema que quiere encontrar. Podrá ordenar todas las medidas cautelares que quiera, pero en algún momento se habrán de tumbar. No genere odios porque ese no es el fin del político ni de la política y menos en contra de quienes tienen a su cargo la formación profesional de los jóvenes de Sinaloa.

Fuera odios y rencores, gestos que concilien es lo que se busca.