Palacio Nacional: la UAS y Claudia Sheinbaum

Álvaro Aragón Ayala

Ciudad de México. -La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, forjada en las luchas por la defensa de la autonomía de la Universidad Nacional Autónoma de México, ordenó a la Secretaría de Gobernación intervenir y resolver el “caso político” de la Universidad Autónoma de Sinaloa que está bajo fuego del gobierno de Sinaloa. La instrucción es que se respete la autonomía de la UAS y que no se atente contra sus directivos y su comunidad y que la dejen trabajar.

No será Claudia Sheinbaum quien permita que “revienten” la autonomía de la UAS ni de ninguna Universidad Pública Estatal, mucho menos de la UNAM. Con información seria, profesional, de la Segob, del “área política” del Centro Nacional de Inteligencia, la SEP, SHyCP, la propia UNAM, la ANUIES y la Auditoría Superior de la Federación, la Presidenta posee el diagnóstico exacto -radiografía, dicen sus colaboradores-, del origen del conflicto que libra la UAS con el gobierno estatal y de la inconstitucionalidad de la Ley de Educación Superior de Sinaloa y del ADN de la reforma a la Ley Orgánica de la Universidad.

Sheinbaum Pardo giró instrucciones a la titular de la Segob, Rosa Icela Rodríguez, para que ponga a trabajar en el diferendo UAS-gobierno estatal a César Yánez Centeno, subsecretario de Desarrollo Democrático y Participación Social y a Cesar Domínguez, director de Gobierno, quienes a la vez se apoyarán en un grupo interdisciplinario de la dependencia federal.

Fue Claudia Sheinbaum, quien, a través de la Segob, pidió a los directivos de la UAS levantaran el paro de labores que decretaron demandando cese a la persecución política y judicial y respeto a la autonomía universitaria y su alcance jurídico y Constitucional, medida necesaria para continuar trabajando en un acuerdo que regrese la tranquilidad a los universitarios. La presidenta de la República sabe que en la mesa del diálogo están dos temas: los procesos judiciales inventados contra las autoridades de la Casa Rosalina y la inconstitucional Ley Orgánica.

La Presidenta no se anda con medias tintas. La instruccion es que los gobiernos estatales y municipales y los Congresos Locales con mayoría de Morena les resuelvan conflictos no que los generen. El caso de la UAS por la “profundidad del atentado a su autonomía” es un problema que Claudia Sheinbaum valoró que puede provocar un movimiento nacional universitario que, de estallar, quedaría exhibida como la responsable de un conflicto que no inició su gobierno.

Es claro, pues, que no quiere que las Universidades entren en un proceso de descomposición que “reviente” las funciones sustantivas de las instituciones de enseñanza superior usando a los alumnos con “punta de cañón” en las elecciones de sus autoridades. No es casual, entonces, que haya recogido y sumado a sus apreciaciones las posiciones de los investigadores de la UNAM, César Astudillo y Roberto Rodríguez Gómez, quienes expresaron que las reformas a la Ley Orgánica de la UAS violan la autonomía y afectan el desarrollo de la educación superior.

Los investigadores de la UNAM sostuvieron que por el origen y contenido de la reforma a esa Ley Orgánica “son signo de preocupación porque evidencian un intento, desde la política, por tener injerencia en la vida universitaria, por modificar de manera profunda la educación superior del país”, y alertaron sobre la posibilidad de que haya quienes traten de replicarla en otras entidades.

Roberto Rodríguez, experto en política educativa, destacó que la UAS es la tercera universidad más importante del país -después de la UNAM y de la Universidad de Guadalajara-, con una matrícula de alrededores de 169 mil estudiantes y una planta académica numerosa y relevante.

César Astudillo refirió que la reforma preocupa porque el sentido de los cambios es para que haya interferencia política exterior para determinar la forma en que se elijan a las autoridades universitarias. “Esta injerencia puede ser un primer paso para que después los grupos políticos quieran intervenir en la modificación de planes y programas de estudio, introducir en ellos una ideología y así instalar progresivamente la política en el corazón de la vida universitaria, con efectos contraproducentes”, advirtió.

Claudia Sheinbaum mandó, pues, resolver el “caso UAS” antes de que concluya el año. Según lo que informó por medio de un «boletín» Feliciano Castro Meléndrez, secretario general de Gobierno de Sinaloa, quien, forzado, acudió a la mesa del diálogo a la capital del país, se desarrollará una segunda reunión, pero no en la Ciudad de México, sino en Culiacán. La presidenta espera resultados concretos, tangibles, y respeto a la autonomía de la UAS.