Esperando al Archivo General Agrario

Instituto Mora

El 1 de marzo del presente año, se anunció la suspensión temporal de trámites y servicios por medio de las redes sociales del Archivo. El acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación indica que la suspensión de trámites por el traslado sería del 1 de marzo al 15 de julio. Meses después, se adelantó la fecha al 22 de septiembre. En una nota del 15 de agosto de este año en Excélsior, se anunció que el avance estaba en un 86%. Al mismo tiempo, se recriminaba al gobierno de la ciudad y al federal el desaprovechamiento del predio y la pérdida de entre 5 y 7 mil millones de pesos, respecto a un proyecto que ha costado poco más de 2 mil millones y medio de pesos. En lo que va del año, han salido varias notas en El Universal que han denunciado irregularidades en los contratos y la construcción, particularmente por la presencia de grietas y plagas. En palabras del director del Archivo del 22 de junio: “Todo edificio en obra negra tiene sus problemas”.

*Créditos: Facebook, Archivo General Agrario, 1 de marzo de 2024.

En el informe rendido por el director del AGA y el ex titular de SEDATU en la mañanera del 27 de septiembre quedaron algunos puntos para reflexionar. El primero es el lugar de los habitantes del mundo rural en la actualidad y en relación con la historia agraria. A lo largo del sexenio de López Obrador, el discurso gubernamental adquirió un carácter social, sin dejar de lado el paternalismo que ha acompañado al agrarismo desde sus orígenes. En un comunicado de SEDATU del 22 de febrero del presente año, se plantea que el archivo “protegerá la historia agraria de México”, como misión y visión del Estado mexicano. Para esa fecha el inmueble llevaba un avance del 60%.

No está de más señalar que cuando hablan de historia agraria parece que se limitan a los cambios en la propiedad y usufructo de la tierra y recursos naturales, cambios derivados de la revolución mexicana y sus regímenes gubernamentales. Sobre ello, Meyer Falcón remarcó en la mañanera citada que el archivo resguarda los “documentos que dan base a la creación de los ejidos”. Por otro lado, Salmerón Sanginés declaró en junio ante El Universal que el AGA resguarda documentación referente al derecho histórico de los pueblos a sus tierras, como si la reforma agraria hubiese devuelto las mismas. Lo que resguarda el Archivo mayoritariamente es el nuevo pacto social revolucionario que derivó en la dotación de ejidos.

En segundo lugar, la nueva sede del AGA fue presentada como un proyecto de “memoria histórica” y “memoria nacional”. Es parte del proyecto trans-sexenal de la 4T, lo cual parece un buen augurio ya que, al ser un archivo vivo, el discurso de apertura a ejidatarios, comuneros y público en general se enfoca en los usuarios. Se seguirán realizando los 55 trámites que ofrece el Archivo a ejidatarios y comuneros (como la emisión de copias certificadas), los cuales esperemos que se caractericen por su eficiencia. Cabe señalar que, a lo largo del siglo xx, la mayoría de solicitudes de dotación y restitución de tierras se demoraban años, incluso décadas, en ser atendidas, resueltas y ejecutadas.

He tenido la fortuna de consultar el AGA, el segundo archivo más grande del país, en varias ocasiones. Es un archivo sumamente rico, que nos invita a reflexionar sobre qué pasó en el siglo xx: ¿cómo fue el reparto de tierras?, ¿cuál fue el papel del poder ejecutivo, encargado de resolver temas que hasta entonces habían sido competencia del poder judicial?, ¿cómo ha sido nuestra comprensión de la historia de los pueblos y sus tierras? Estas y otras tantas preguntas pueden tener algunas tentativas de respuesta mediante la consulta crítica del AGA. Para consolidar un proyecto de memoria histórica nacional, son necesarios archivos abiertos para la consulta ciudadana. Esperemos que el 1 de enero del próximo año podamos dar nuevos pasos en esta dirección.

*Créditos: Facebook, Archivo General Agrario, 20 de septiembre de 2024.

Luis Jiménez Segura*

Luis Jiménez es licenciado y maestro en historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y por el Instituto Mora. Actualmente cursa sus estudios de doctorado en historia en el Instituto Mora. Ha realizado investigaciones sobre la relación entre historia rural y la construcción de la memoria en el campo mexicano, particularmente en el estado de Puebla. Además, es ilustrador independiente.