El ser humano acaba con otros animales; se acerca la catástrofe: WWF

Isaac Torres Cruz

En tan sólo 50 años, la actividad del ser humano en la Tierra ha acabado dramáticamente con el 73 por ciento de las especies de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios, debido a la degradación de sus hábitats en gran medida por la absurda forma en que producimos alimentos y generamos energía, refiere el Informe Planeta Vivo 2024, realizado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

“Entre 1970 y 2020, el tamaño medio de las poblaciones de fauna silvestre analizadas se ha reducido en un 73 %, según las mediciones del Índice Planeta Vivo (IPV). Esto se basa en el seguimiento de casi 35 mil tendencias poblacionales de 5 mil 495 especies de anfibios, aves, peces, mamíferos y reptiles. Las poblaciones de especies de agua dulce son las que han sufrido el mayor declive, con una caída del 85 %, seguidas de las terrestres (69 %) y las marinas (56 %)”, señala el informe, dado a conocer el pasado 9 de octubre.

El análisis enfatiza que, la pérdida de biodiversidad está llegando a un punto crítico de “inflexión” el cual generaría grandes repercusiones en la vida humana, de por sí ya degradada en buena parte del planeta.

Indicadores, como el IPV, añade, muestran que la naturaleza está desapareciendo a un ritmo alarmante. “Aunque algunos cambios son pequeños y graduales, sus impactos acumulativos pueden desencadenar un cambio mayor y más rápido. Cuando estos impactos alcanzan un determinado umbral, el cambio se autoperpetúa, dando lugar a un cambio sustancial, a menudo abrupto e irreversible. Esto se denomina punto de inflexión”.

En el mundo natural, es muy probable que se produzcan varios puntos de inflexión si se mantienen las tendencias actuales, con consecuencias potencialmente catastróficas, enfatiza el informe. “Entre ellos hay puntos de inflexión globales que suponen graves amenazas para la humanidad y la mayoría de las especies, que dañarían los sistemas de soporte vital de la Tierra y desestabilizarían las sociedades en todas partes. Hay señales tempranas de alarma que nos indican que estamos cerca de varios puntos de inflexión globales”. Estos son muerte masiva de corales, deforestación de la selva amazónica, colapso de los hielos polares, problemas detallados en el informe.

“El retroceso acelerado de la selva amazónica es un caso de punto de inflexión regional con consecuencias ecológicas, sociales y económicas significativas, incluyendo la desaparición de medios de subsistencia, la reducción de la seguridad y el bienestar, y la pérdida de vidas. Este punto de inflexión, por ejemplo, liberaría toneladas de carbono a la atmósfera y alteraría los patrones climáticos en todo el mundo”, dijo Jorge Rickards, Director General de WWF México, en el marco de la presentación del informe, el cual hace un llamado a los gobiernos tomen acciones verdaderamente efectivas.

Aunque la situación es perturbadora, aún no hemos llegado al punto de no retorno”, añade Rckards. “Las decisiones y acciones tomadas en los próximos cinco años serán cruciales para el futuro de la vida en la Tierra. Tenemos el poder y la oportunidad para cambiar la trayectoria. Podemos restaurar nuestro planeta vivo si actuamos ahora”.

ALIMENTACIÓN.

Las causas de este grave problema planetario no son ajenas a nuestra vida cotidiana, puesto que está relacionado directamente con el consumo comercial de la especie humana, principalmente en su contradictora forma de generar alimentos.

El sistema alimentario mundial es intrínsecamente ilógico, señala el informe: Está destruyendo la biodiversidad, agotando los recursos hídricos mundiales y cambiando el clima, pero no está proporcionando la nutrición que la gente necesita. “A pesar de la producción récord, unos 735 millones de personas se acuestan con hambre cada noche”.

Aún así, en otras partes del mundo los índices de obesidad están aumentando, mientras que casi un tercio de la población mundial no recibe con regularidad suficientes alimentos nutritivos, agrega. “La producción de alimentos es uno de los principales motores del declive de la naturaleza: utiliza el 40 % de toda la tierra habitable, es la principal causa de pérdida de hábitats, supone el 70 % del uso del agua y es responsable de más de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero”.

A ello se debe sumar el precio de la mala salud y la degradación del medio ambiente en el sistema alimentario actual, que ascienden a entre 10 y 15 billones de dólares anuales, lo que representa el 12 % del PIB mundial en 2020. “Paradójicamente, nuestro sistema alimentario está socavando nuestra capacidad de alimentar a la humanidad ahora y en el futuro”.

ENERGÍA Y FINANZAS. 

Por otra parte, el informe señala que la manera en que producimos y consumimos energía es el principal motor del cambio climático, con repercusiones cada vez más graves sobre las personas y los ecosistemas. “Sabemos que debemos sustituir rápidamente los combustibles fósiles por energías renovables para reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030 y mantener el objetivo de 1,5 °C a nuestro alcance. La transición energética debe ser rápida, ecológica y justa, y situar a las personas y a la naturaleza en el centro de la cuestión”.

Pero ello será insuficiente si no cambiamos la manera en que funciona el mercado global. “Para garantizar un planeta habitable y próspero es esencial reorientar la financiación, apartándola de actividades perjudiciales y dirigiéndola hacia modelos de negocio y actividades que contribuyan a los objetivos mundiales de naturaleza, clima y desarrollo sostenible”.