Sinaloa: Rubén Rocha fija estrategia para escapar de la condena pública

Álvaro Aragón Ayala

Sin una agenda de comunicación que convenza a la población, el gobierno de Rubén Rocha Moya, orientado por sus asesores de imagen, intenta recrear, a partir de la nada, de algo que no existe, la teoría de la conspiración con el pretexto de las críticas que le lanzan en las redes digitales y en los medios de comunicación. Se trata de victimizarlo, sacando de la chistera que el mandatario está en peligro, pero que goza de cabal salud pese a la «rumorología» cibernética. La técnica comunicacional, a como se plantea, ofrece la lectura de que Rocha desea rescatar el amor de “su” pueblo y quedar a salvo de la condena pública.

En medio del estallamiento de una ola de violencia, el gobernador socializa con sus peroratas y la narrativa de sus amanuenses y aliados políticos, que lo han amenazado y de que lo quieren ver muerto, pero no explica que no es lo mismo querer que poder, que planear y desarrollar un atentado con objetivos fúnebres. Le falta a la estrategia discursiva, publicitaria y propagandística, el toque de la certeza o de lo contrario corre el riesgo de que la sociedad lo califique al borde de la sicosis, sumergido en sus miedos y perseguido por sus “fantasmas”. El pueblo no respeta a un gobernador que se exhibe a sí mismo como vulnerable o que inspire la lástima propia de una víctima.

El mandatario estatal proyecta higienizar su figura con la dinámica de la victimización luego de que la detención-captura-entrega del capo di tutti capi Ismael -El Mayo- Zambada y el asesinato de Héctor Melesio Cuén, ex Rector de la UAS, fundador del PAS y diputado federal electo, lo embadurnaron de sospechas que van in crescendo por la falta de información y transparencia para saber cómo ocurrieron los hechos. Luego vino el enfrentamiento entre grupos delictivos que bañan de sangre Sinaloa, terminando así con la poca credibilidad que le quedaba. Si la nueva estratagema comunicacional se sostiene, pues, en mentiras puede alcanzar efectos de bumerang. Revertírsele y aumentar el grado de desconfianza de la sociedad.
En su obra “El Príncipe”, Nicolás Maquiavelo ilustró la forma de adquirir, mantener y fortalecer un principado. Maquiavelo se centró en varios aspectos fundamentales, siendo uno de ellos la relación del gobernante con sus súbditos. En esa parte, el italiano preguntó qué es mejor, ser temido o amado. Dice Maquiavelo que, si hubiera que elegir sería mejor ser temido que amado, pues ser amado depende de la voluntad de otros y “los hombres tienen menos cuidado en ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer”. Una víctima genera compasión, no amor ni respeto.

La mañana del mediodía del domingo 15 de septiembre circuló por WhatsApp una especie de narco-mensaje dirigido a Rubén Rocha. “Hay que renunciarlo”, se oía en una mini-grabación. En el argot mafioso “renunciar” es asesinar. Mas tarde, en las plataformas digitales de Noroeste, a Discusión, El Debate y otros medios, se divulgó que fueron hackeados los sitios del Cobaes Sinaloa y del Sistema de Administración Tributario de Sinaloa en los que, de acuerdo a lo que se difundió, se plantaron carátulas negras con amenazas dirigidos al gobernador. Adriana Ochoa del Toro, jefa de prensa del gobierno estatal, confirmó que los sitios electrónicos habían sido vulnerados.

Lo de las amenazas fueron tomadas con reserva por la sociedad, pues nadie se explicó el por qué se usaron las plataformas electrónicas del Cobaes y del SATES controlados por el ex secretario general de Gobierno y actual Senador Enrique Inzunza Cazarez, cuando, si el propósito era asustar o mandar un narco mensaje contundente, pudieron haber usado lo tradicional: colocar narco-mantas o bien colgar cadáveres con cartulinas clavadas en el pecho con leyendas dedicadas al mandatario estatal ¿Por qué, pues, en las plataformas del gobierno?

El 17 de septiembre, Rubén Rocha reveló que había recibido amenazas de diversas índoles y destacó que también se propalaban rumores infundados sobre su salud que buscaban generar temor y desestabilizar su labor. “Hay muchos que quieren que me muera, pero pues ese no es un problema de gusto, de tal o cual, y la responsabilidad nuestra hay que asumirla con todos los riesgos”. No es, pues, lo dijo, “un problema de gusto”. En efecto, aquellos que desearían, tal vez, quizá, la muerte del gobernador, serían quienes tienen o pudieran tener la posibilidad de sustituirlo en el cargo ¿Quiénes más?

El miércoles 25 de septiembre, en el evento de entrega de pequeñas obras del ayuntamiento de Culiacán, el gobernador aseguró que no tiene cáncer ni está enfermo del corazón como lo han divulgado en redes sociales algunos ciudadanos. “Ni tengo cáncer, ni estoy enfermo del corazón. Y cualquier otra cosa te puede pasar y le dije me voy a venir tropezando y del tropezón me voy a matar para que se queden con las ganas de que me muera como ellos dicen”, expresó e hizo un llamado a no creer en lo que se dice en las redes sociales, pues dijo que hacen política “chafa” y los desorientan. Sin embargo, él si atiende y responde las versiones «chafas».

Nicolás Maquiavelo textualizó en “El Príncipe”: “Un príncipe no debe ser odiado y para no serlo no debe apoderarse de los bienes ni de las mujeres de los ciudadanos ni proceder contra la vida de alguien. ‘sino cuando hay justificación conveniente’». Todos alaban al príncipe que cumple su palabra y se comporta con rectitud y sin doblez, pero la experiencia demuestra “que son precisamente los príncipes que han hecho menos caso de la fe jurada, envuelto a los demás con su astucia y reído de los que han confiado en su lealtad…».