Latinoamérica se desacelera pero mira a la sustentabilidad 

David Ordaz

Hace unos días, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), dio a conocer su más reciente reporte de crecimiento y desarrollo económico, donde revela que, al cierre del 2023, la tasa de crecimiento del PIB de la región aumentará en 2.1%, cifra que representa un descenso en comparación con los resultados del año anterior, pero mayor que el crecimiento previsto para 2024.

De acuerdo con su: Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2023, la Cepal indica que las economías de América Latina crecieron en este 2023, pero cada vez lo hacen con menos fuerza, ya que la región se encuentra en una franca desaceleración debido al “bajo dinamismo del crecimiento económico y comercio global” que hace que se reciba un impulso limitado desde la economía mundial.

Para José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, afirmó que, para escapar de esta tendencia de bajo crecimiento, los países latinoamericanos deben “escalar las políticas de desarrollo productivo con una mirada en sectores estratégicos dinamizadores, impulsar políticas para promover la inversión pública y privada, y adecuar el marco de financiamiento para potenciar la movilización de recursos”.

Para la Cepal, el grupo conformado por Centroamérica y México creció 3.5%, mientras que América del Sur aumentó 1.5% y para 2024, se prevé que Centroamérica y México crezcan 2.7% y América del Sur aumente un 1.4% del PIB. La lista la encabeza Panamá (6.1%), Costa Rica (4.9%), Paraguay (4.5%), México (3.6%) y Guatemala (3.4%), mientras que los peores datos los tuvieron Argentina (-2.5%) y Haití (-1.8%).

Después de la pandemia, el aumento en las tasas de interés y la desaceleración del crecimiento mundial llevaron a una gran cantidad de países al endeudamiento. Además, las iniciativas globales para tratar de superar las vulnerabilidades han resultado insuficientes y están dificultando la recuperación de muchas economías en desarrollo (como México) de los retrocesos sufridos en los últimos cuatro años.

América Latina no es ajena a los cambios geopolíticos y ha logrado sobrellevar con relativo éxito la crisis provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania, principalmente por la desaceleración en las cadenas de suministro.

Una de las estrategias en la región esta siendo desarrollada justamente por la CEPAL y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), quienes trabajan actualmente en el seguimiento a los Objetivos para el Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, enfocada en la lucha contra el cambio climático.

CAF tiene como misión impulsar el desarrollo sostenible y la integración regional mediante el financiamiento de proyectos de los sectores público privados, la provisión de cooperación técnica y otros servicios especializados y convirtiéndose en una de las principales fuentes de financiamiento multilateral, gracias a que está conformado por 21 países y 13 bancos privados.

Por su parte, el Banco Mundial estima para Latinoamérica tasas de 2.4% en 2024 y 2025, bastante bajas para lograr progresos significativos en la reducción de la pobreza.

Para William Maloney, economista en jefe para América Latina y el Caribe del BM, “los países deben encontrar formas de ganar atractivo y aprovechar las tendencias de la relocalización cercana”.

Hoy por hoy, la relocalización o nearshoring, junto a la economía verde, ofrecen grandes oportunidades ya que el crecimiento económico estimado actual no será suficiente para combatir la pobreza.