El camión de los ricos

Después de la efervescencia por el arranque de las campañas políticas en nuestro estado, el panorama se va dejando ver y los escenarios en cada una de las regiones se van aclarando: Las encuestas reales empiezan a arrojar números claros sobre las preferencias de la ciudadanía. Rubén Rocha Moya va arriba, muy arriba, pero hay quienes hacen el trabajo “sucio” y lo quieren colocar abajo ya sea en papel periódico o en las redes digitales. Ni en el camión de “La Puchis” lo han podido alcanzar. 

Para nadie es un secreto que el candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, Mario Zamora Gastélum, no ha logrado “conectar” con el electorado y hasta las encuestas mas conservadoras lo sitúan a más de 15 puntos por debajo del abanderado de la fórmula PAS-MORENA, Rubén Rocha Moya. Para algunos analistas esta situación se debe a las diferencias y la planeación de las campañas, pero lo cierto es lo cierto: Zamora va abajo y casi lo alcanza ya Sergio Torres, del Movimiento Ciudadano. 

Rocha Moya puso en marcha una campaña seria, sustentada en los equipos de Morena diseminados en todo Sinaloa y la gran estructura territorial que le brinda el Partido Sinaloense, llegando en tan solo una semana a los 18 municipios de nuestro estado y realizando en cada uno de ellos eventos de gran importancia, sumado a esto que la ciudadanía ve en la figura de Rocha la esperanza de que por fin la transformación llegue a nuestro estado:  en las calles se comenta que Sinaloa debe tener un gobernador amigo del Presidente de la República no un opositor porque de ser así le iría muy mal a Sinaloa. 

Mario Zamora más que una campaña, ha implementado una gira artística, un recorrido lleno de frivolidades y banalidades, en donde más allá de las propuestas -el prometer no empobrece- su actuar es similar a una celebridad visitando a sus fans y de un esposo enamorado de su mujer. 

Gran indignación causa en los municipios y en las comunidades el ver llegar el lujoso camión último modelo en donde viaja el candidato “cercano a la gente”, un autobús último modelo con valor aproximado de 7 millones de pesos, equipado con todas las comodidades para que el “señor” viaje con comodidad. 

El camión de Zamora fue bautizado por la vox populi como “La Puchis”, por aquello del no te entumas ni te agaches. Jamás por las calles polvorientas de los pueblos de Sinaloa había transitado una unidad motriz tan lujosa; algo muy distinto del transporte público de nuestras ciudades el cual es de los peores del país. La sorpresa y el enojo aumenta cuando del lujoso autobús bajan sus pasajeros y el candidato, luciendo su impecable melena con su mechón al estilo “tongolele”, seguido por un sequito de aduladores, desde el que le toma las fotos hasta el que le pasa el gel desinfectante cada vez que saluda a alguien del pueblo. 

En ese camión tan grande no caben los campesinos, los agricultores, los pescadores y los más “jodidos”, ese transporte V.I.P.; está destinado para una clase social muy distinta a la gran mayoría de los Sinaloenses: a la clase bonita y de perfumes caros y a los políticos preferidos de Mario Zamora.