¿Es un delito querer sacar al PRI del Palacio de Gobierno?

En la escala del uno al mil en la medición del terror político, la alianza PRI-PAN-PRD se instala en la mayor proporción: en el número mil. Ahora, la desesperada estrategia es “sembrar” la idea de que trazar un proyecto electoral para sacar al PRI del Gobierno Estatal es algo pecaminoso o constituye un delito  

De la zozobra pasaron al miedo y del miedo al terror. En el cuarto de guerra del PRI-PAN-PRD a los asesores y estrategas tricolores, azules y amarillos, los números-votos que arroja una posible alianza PAS-Morena los desquicia y los coloca al borde de la paranoia. En los comicios del 6 de junio, la unión de estas dos fuerzas políticas “tronaría” a la alianza opositora y la mandaría al sótano electoral. 

El terror es fundado. Las matemáticas no mienten: si el Partido Sinaloense se une a Morena, el PRI podría caer a un cuarto o quinto lugar en la medición en las urnas. El PAN y PRD prácticamente desaparecerían del escenario político. O tendrían que resignarse a “ganar” pocas regidurías y diputaciones plurinominales. PAN y PRD ya fueron absorbidos por el PRI y la clase empresarial antiAMLO.  

De unirse, PAS-Morena, por la vía de la candidatura común al gobierno estatal, el acuerdo sería sacar al PRI de Palacio de Gobierno y acabar con el domino de la vieja nomenclatura PRI-PAN en Sinaloa. De concretarse el pacto, no solo ganarían Héctor Melesio Cuén Ojeda y Rubén Rocha Moya, sino el PAS y Morena y sobre todo permitiría cumplir un viejo anhelo de los sinaloenses: quitarle el Poder al PRI ¿hay algo de pecaminoso en planear quitarle la gubernatura a los priistas?   

Quirino quería el PAS para él y para el PRI 

De meses atrás, Héctor Melesio Cuén Ojeda y Rubén Rocha sostienen pláticas sobre la viabilidad de crear un frente, con una candidatura común, para sacar al PRI del Palacio de Gobierno. Sobre ese carril transitan los encuentros para consolidar un pacto de alto nivel PAS-Morena.  

Rocha reveló en una entrevista con Ismael Bojórquez de Río Doce: “la conformación de un bloque contra nosotros, en donde el gobernador es factor importante, me hizo considerar (una alianza con el PAS)”.  

El gobernador Quirino Ordaz Coppel -explicó Rocha Moya- “fajó sobre el PAS y sobre otros partidos que ahora tiene ahí, en la alianza; el PAS tiene un patrimonio que él quería”.  

La lectura es clara: el gobernador trataba de apoderarse del PAS y acoplarlo a la alianza PRI-PAN-PRD, pero no pudo ni siguiera traspasar la puerta del Partido Sinaloense, ni la del frente ni la de atrás. La jugada de Quirino además de descabellada, resultó perversa. No le funcionó. Creyó que Cuén Ojeda le pasaría el control del PAS ¡imposible! 

Al no poder dominar al PAS, el gobernador ahora insiste, persiste, en “bajar” a Cuén, pero ¿De dónde? Del “imaginario” electoral, pues de aterrizar el pacto Cuén-Rocha o PAS-Morena sería en la cúspide de una jugada estratégica: las matemáticas apuntaran a que Morena se podría alzar como la primera fuerza política, seguida por el PAS y el Movimiento Ciudadano. El cuarto lugar se lo disputarían PRI-PAN, aunque el PRI ya “devoró” al PAN.   

Las Universidades y su autonomía 

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador impulsó la creación la nueva Ley General de Educación Superior, que decreta o establece puntos muy claros respecto a la autonomía universitaria. 

La ley indica que todo proceso legislativo que busque modificar las leyes orgánicas de las universidades autónomas, deberá respetar de manera irrestricta los derechos y garantías de las instituciones de autogobernarse. 

Será necesario entonces —para cualquier iniciativa o reforma— contar con una aprobación y respuesta explícita de su máximo órgano de gobierno colegiado. En el caso de Sinaloa requeriría el aval de los Consejos Universitarios. 

Tradicionalmente, los gobernadores y grupos externos, foráneos, han intentado someter a la UAS a sus designios. Es despistado la “valoración” de que tal o cual rector o personaje otorgará el apoyo a Morena, al PRI o al PAN a cambio de “respetar” a tal o cual Universidad o bien de no meterse en los asuntos de las instituciones. La vida interna de las Universidades no tiene nada que ver con el quehacer o ejercicio político externo de los universitarios. 

En el ejercicio político externo, los universitarios son libres de apoyar al partido o candidato de su preferencia. Así, los universitarios en activo de la UAS, unos militan en el PAS, otros en Morena, unos más en PRD, y los menos en el PRI y el PAN. También hay un segmento de universitarios que simpatizan con el proyecto del PVEM, MC el PT y otros partidos. 

En su participación política externa, en la Universidad Autónoma Indígena de México, unos universitarios comulgan con Morena y otros con el PRI. Unos más con el PVEM y con el MC. También hay universitarios pasistas. 

La Universidad Autónoma de Occidente es controlada por el gobierno estatal del PRI, aunque un amplio espectro de universitarios respalda también el proyecto del PAS, Morena y MC. También hay universitarios de corte panista.    

Ahora bien: si las elecciones las gana el PRI-PAN-PRD ¿el gobernador de esta alianza determinará “desestabilizar” a las Universidades porque los universitarios, en lo externo, en su mayoría o minoría, apoyaron a otra corriente política? O si las elecciones las pierde Morena y atribuye su derrota a los universitarios que no votaron a su favor ¿trataría el gobierno de la 4T tomar venganza contra las Universidades? Es errático amalgamar las Universidades con la participación política externa de sus universitarios.  

¿Qué pasaría entonces si Morena gana las elecciones? ¿Decidiría aplastar a los universitarios y a las autoridades de la UAdO que cocinan, en lo externo, el apoyo electoral para la alianza PRI-PAN-PRD?  

Rubén Rocha Moya, en sus funciones de Senador, fue uno de los operadores y “padrinos” de la Ley General de Educación Superior que causó malestar entre los gobernadores de los estados porque ya no tendrán elementos “legales” para entrometerse en la vida interna de las Universidades Públicas.    

El pacto con el pueblo sinaloense  

El Partido Sinaloense selló un pacto con el pueblo sinaloense. Si decide ir en alianza con Morena es porque, quizá, exista el convencimiento de que es necesario transformar de raíz el estado de Sinaloa. Y para cambiar al estado se necesita sacar al PRI del Tercer Piso. 

Hasta donde se sabe Cuén Ojeda podría declinar a su precandidatura (aun no es candidato del PAS) si el órgano colegiado de este partido lo acepta. De ser así, el partido estatal habría de nombrar a Rubén Rocha Moya como su candidato al gobierno de Sinaloa.  

Sería entonces la de Rocha una candidatura común del PAS y Morena por el gobierno de Sinaloa, acuerdo que no alcanzaría las diputaciones locales y las alcaldías. En los distritos locales (y en los federales, de facto) y en los municipios, el PAS estaría libre para lanzar a sus propios candidatos o en condiciones de acordar candidaturas comunes con otros partidos. 

De acuerdo a los diagnósticos, el PRI cuenta con estructura, militancia y presencia, en cuando menos 8 municipios importantes para ganar solo las elecciones. 

Lo que tiene aterrados a quienes “tejen la tenebra” en el cuarto de guerra del PRI-PAN-PRD es que el PAS generalice el apoyo a Morena y borre del mapa a la alianza opositora en los 18 municipios y los 24 distritos electorales. 

Pero la estrategia delineada por el PAS es no ser absorbido por Morena, sino ayudarle a ganar las elecciones, y ubicarse, de darse la alianza, como la segunda fuerza política en el estado, por encima del PRI, PAN, PRD.  

La presencia y movilización de precandidatos de Movimiento Ciudadano, RSP, PT, PES y otros partidos en los municipios, que le van a restar votos al PRI y a su “alianza”, condenándola a una derrota anticipada, ofrece la lectura de que la única salvación de la unión PRI-PAN-PRD es el Partido Sinaloense. En el PAS radica la sobrevivencia política de la alianza opositora.