Tiempos de pragmatismo: Roma no se hizo en un día

Lo que natura no da, Salamanca no presta. La inteligencia no se mide con los títulos. Seudoperiodistas que militan en el Partido de la Ignorancia fabrican mentiras como ejercicio diario.

Las impresionantes caravanas vehiculares del PAS, movilizadas en defensa de la vida y la salud de los sinaloenses, víctimas de la pandemia y contra la indiferencia del gobierno ante la desgracia de miles de contagiados muertos por el azote del Covid-19, encrespó a quienes, desde sus mullidos sillones y sus ostentosas mansiones, no les gusta que el colectivo social alce la voz y exija que atiendan a las familias en situación de riesgo y que les desagrada que lleve apoyos a las personas más desvalidas. 

Al ex asesor electoral Ernesto Hernández Norzagaray nada más le falta rebuznar: ignorante de la ciencia política escribió el artículo “Tiempos de Pragmatismo”, el cual ofrece la lectura de la falta de sapiencia en los quehaceres políticos y la carencia de información sobre el PAS y el resto de los partidos políticos rumbo a las elecciones del 2021. 

Para empezar, el título del artículo no encaja con el contenido del texto. Carente de razonamiento lógico pretende estigmatizar al dirigente del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, por el acercamiento que mantiene con dirigentes de todas las fuerzas políticas. Su reducida capacidad mental no concibe que los partidos son actores quizás irremplazables del escenario político.  

No entiende que en las democracias los partidos y sus líderes desempeñan importantísimas tareas. Se ha dicho, no sin razón, que el Estado moderno es un Estado de partidos por el lugar central que ocupan no sólo en la integración de los órganos de representación y de gobierno, sino también por sus funciones de intermediación entre el Estado y la sociedad civil.           

Para ilustrarlo: pragmatismo es una teoría filosófica según la cual el único medio de juzgar la verdad de una doctrina moral, social, religiosa o científica consiste en considerar sus efectos prácticos. Para los pragmáticos, la relevancia de los datos surge de la interacción entre los organismos inteligentes y el ambiente. Esto lleva al rechazo de los significados invariables y de las verdades absolutas: las ideas, para el pragmatismo, son sólo provisionales y pueden cambiar a partir de investigaciones futuras. 

Para la sociedad sinaloense, es demasiado perverso afirmar que Cuén Ojeda sólo “aparece” en la pandemia ayudando a los más desvalidos del estado. Lo acertado es plantear que el dirigente del PAS no se paralizó ante la contingencia sanitaria y no abandonó a las familias más pobres y continuó desarrollando programas humanistas y con alto contenido social, acoplándolos a la “nueva normalidad”. El reporte diario de las actividades de este partido lo ubican como un instituto que trabaja los 365 días del año, con o sin pandemia. 

En su “desastre periodístico” –atentado deontológico- Ernesto Hernández Norzagaray recrea falsos imaginarios para intentar demonizar cualquier coalición o alianza política que pudiera entablar el presidente del PAS con Morena o el PRI, como si los pactos electorales rayaran en lo pecaminoso o significaran actos fuera de la ley, no contemplados en la Constitución o en las leyes electorales.  

En el juego sucesorio, el partido estatal trabaja con un capital social que busca la transformación y el progreso de Sinaloa. La perspectiva del capital social ayuda a abordar la cuestión de cómo acelerar el desarrollo económico y la gobernabilidad democrática; al mismo tiempo, con acciones colectivas, participa en tareas sociales y presiona o propone a los generadores de políticas que amplíen sus perspectivas. 

El PAS es un ejército de hombres y mujeres con un alto sentido de la responsabilidad que sabe que en la práctica deben ir abriendo espacios en la administración pública, en el Congreso, para promover desde adentro y desde afuera políticas públicas en beneficio de la sociedad sinaloense. Ir por la gubernatura de Sinaloa es un proyecto que acaricia la dirigencia de todo partido político.  

Fuera de contexto, Ernesto Hernández Norzagaray, inventó un diálogo de Héctor Melesio Cuén Ojeda con un “fantasma”, para descorrer falsos imaginarios electorales como el de “¡ésta vez no me equivoco!” o el de “yo negocio con Rubén Rocha, no con Morena”; la verdad es que Cuén no se ha equivocado porque lidera un partido en franca competencia y evolución y porque es cuidadoso de no filtrar versiones a nadie que puedan ser objeto de “desviaciones periodísticas” o bien de comentarios políticos al estilo Norzagaray. O sea, falsos.    

Para que entienda Norzagaray: la democracia es un juego político que reparte dos incentivos con igual importancia: victorias y derrotas. Requiere el compromiso de partidos y candidatos para realizarse y la aceptación de los triunfos y los descalabros para consolidarse. La participación política enriquece. En el desenlace del juego democrático no hay ganadores eternos, sino victorias o derrotas temporales. 

En su artículo, Ernesto Hernández juega al adivino con eso de si el PAS va solo o en alianza con el PRI o con Morena; y se pierde con eso de que si el PAS y Cuén y esto y lo otro.  

Para el ex asesor electoral las coaliciones PRI-PAN-PRD, que algunos analistas serios califican de “antinatura” y la de Morena-PVEM-PT llamada aberrante por politólogos de primer nivel, no merecen el análisis; en cambio, la ruta del PAS si abarca o llena páginas “editorializadas”, lo que demuestra que el partido estatal y su dirigente no son cosa menor, sino motivo de preocupación para quienes no les gusta la participación de los colectivos sociales o de partidos que se puedan coligar o disputarles el poder a los partidos nacionales.     

Norzagaray no comprende que en los escenarios actuales los políticos deben ser hombres prácticos, pragmáticos, inteligentes y audaces, no testarudos ni suicidas. Las alianzas electorales se han convertido en la mejor estrategia de los partidos políticos y sus candidatos para acceder o para conservar el poder. Esto ha sido posible, tanto en elecciones presidenciales, como en elecciones estatales y municipales.  

Es decir, las alianzas o coaliciones electorales han posibilitado, en muchos casos, el triunfo de los partidos y sus candidatos en las elecciones constitucionales. Cuando los partidos políticos, principalmente los de oposición, no las han podido conformar, las elecciones se han convertido, la mayoría de las veces, en verdaderas catástrofes electorales para esos institutos políticos.  

A juicio de politólogos y sociólogos, el PAS tiene la experiencia, la estructura y la dinámica para ir solo a la contienda del 2021. Del 2018 al 2020 este partido se preparó para ganar la elección estatal. El trabajo que desarrolla Cuén Ojeda no depende de las circunstancias ni de los dobles o triples escenarios. Quienes participan con él aseguran que el “Plan Cuén” se desarrolla con la precisión de las matemáticas electorales.  

Cuén Ojeda ha señalado que el partido estatal se creó para construir no para destruir, para abrir las puertas a la participación política a los sinaloenses deseosos de convertirse en agentes de cambio. No busca derrocar al presidente de la República ni cazar un pleito estéril con el gobernador Quirino Ordaz Coppel. Las elecciones son temporales, y la responsabilidad de construir un nuevo Sinaloa no se detiene el día de los comicios que son tan solo la partida de nuevos proyectos y esperanzas de la sociedad. 

Para quienes analizan con profesionalismo, para el PAS no hay escenarios ideales ni catastróficos en la ruta del 2021. Habrá una elección en la que necesariamente tiene que participar, sólo o en alianza con otros partidos. El escenario de perfecto para el triunfo o el crecimiento del partido estatal.

Después del proceso electoral lo más seguro es que el partido estatal continúe  pugnando por la transformación social, económica y política de Sinaloa. Roma no se hizo en un día.   

Al tiempo…