Regresan los asesinos “anónimos” contra la UAS

En todas, en todas las Universidades Públicas del país, sin excepción, se desencadenaron campañas de descrédito contra los Rectores para intentar ocultar la realidad: las instituciones son afectadas por los recortes en sus subsidios, programas, estímulos, becas y recursos para la investigación. La estrategia es culpar a las autoridades universitarias, difamarlas. El objetivo: tender una “cortina de humo” en torno al grave problema de financiamiento de las casas de estudio.

¿Saben o no los universitarios que cuando se tomó la tajante decisión de rescatar a la Universidad Autónoma de Sinaloa para convertirla en el corazón del conocimiento, la ciencia, la tecnología, las artes, la cultura y el deporte, las “mafias” que operaban al interior del campus asesinaron a un funcionario probo, ejemplar?
En junio del 2005 arrancó la modernización del alma mater y el día 24 de ese mes un “grupo interno” mató con alevosía y ventaja, secuestrándolo primero, al director jurídico de la UAS, Enrique Ávila Castro, quien investigaba el tráfico de plazas, saqueos económicos, aviadores, falsos catedráticos, faltistas, etc.
Pues alerta: los asesinos embozados en el anonimato han regresado y pretenden matar a la UAS, desencadenando una campaña digital de odio y desprestigio. Aquel 2005 los asesinos del director jurídico de la UAS no lograron el objetivo: sembrar miedo para que la institución quedara como antes, sumida en el desprestigio y el caos.
No hubo reversa. Hoy la Casa Rosalina tiene una alta reputación académica e institucional, forjada a base de proyectos sólidos y mucho esfuerzo, mucha dedicación. La institución ha ganado un lugar entre las mejores universidades del país.
En medio de la pandemia y los recortes escalonados al presupuesto universitario, los asesinos planean someterla a la institución a un “secuestro digital”.
Pero se toparon con pared: en torno al Rector Juan Eulogio Guerra Liera existe unidad. Los universitarios rechazan el regreso al pasado. Le apuestan a la estabilidad y al cierre de filas sindicato-autoridades universitarias para hacerle frente a los problemas económicos que se ciernen sobre la Casa Rosalina.
Como universitarios hay que entender que las Universidades Públicas son generadoras de conocimiento no de dinero. El soporte financiero de las instituciones, proviene del gobierno federal y del estado y de la captación de la matrícula y otros servicios. La UAS está entre estas universidades que dependen de los subsidios que se le otorgan.

La cruda realidad ¡imposible de retorcer!

Si eres universitario pon atención: el Consejo Nacional de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), denunció que de 2015 a 2020 el presupuesto se mantiene por debajo del aumento de la inflación y sin considerar el crecimiento de la matrícula ni las contrataciones de profesores y trabajadores. En 5 años los presupuestos de las instituciones se han estrechado.
La ANUIES advirtió que varios subsistemas están desacelerando su crecimiento de matrícula y, además, se está incrementando la probabilidad de que paulatinamente un número mayor de instituciones entren en crisis financiera.
Entre 2015 y 2020, el incremento anual al presupuesto para todas las universidades fue inferior a la inflación y el programa de subsidios federales para organismos descentralizados estatales ha tenido una reducción acumulada de 15 mil 030.9 millones de pesos.
Adicionalmente, señaló que “los fondos extraordinarios han sufrido una reducción tan grande que prácticamente se han extinguido”, puesto que pasaron de un monto asignado en 2015 de 11 mil 53 millones de pesos a 132 millones de pesos programados para 2021, es decir, una reducción del 99 por ciento.
“El presupuesto aprobado cada año no ha considerado el constante crecimiento de la matrícula ni el de la plantilla académica y administrativa, y no se ha tomado en cuenta la expansión territorial de los servicios educativos en los últimos cinco años”, indicó.
La ANUIES hizo una advertencia: Los problemas estructurales de las casas de estudio son tan graves que el peso de las jubilaciones y el alza en la matrícula “secan” los presupuestos que no alcanzan para el pago de las nóminas y las prestaciones de retiro de más de 11 Universidades del país.

Recorte en todas las Universidades

Si eres universitario debes estar enterado: la ANUIES alertó que sobre la desaparición de programas en las Universidades por falta de presupuesto. Desde el 2015 la tendencia es quitarlos, pero esa propensión aumentó a partir del 2018 en que se comenzaron a palpar más los recortes en los subsidios.
En el proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el 2021, el gobierno federal desaparece mil 644 millones de pesos de programas educativos.
Los programas no incluidos en el proyecto de PEF 2021 son: el del Fortalecimiento a la Oferta Educativa; Carrera de los docentes (Beca al Desempeño); Formación y Certificación para el Trabajo; Expansión de la Oferta Educativa en Educación Media Superior y Superior; Reconstrucciones; Convivencia Escolar; Atención a la Universidad de Educación Indígena; y Atención Educativa al sector Migrante, etc.
Desde el 2018 el gobierno federal desapareció –para todas las Universidades- el Fondo para la Atención de Problemas Estructurales, de donde las Universidades obtenían recursos para pagar los salarios del fin de año y cubrir las jubilaciones.
El año 2020 que está por cerrar, el gobierno federal cortó también los apoyos del CONACyT y está retirado las becas a los investigadores. Ya les quitó el apoyo para el seguro de gastos médicos mayores.
Todas las universidades, desde la UNAM, la Universidad de Guadalajara, el IPN, la Universidad Autónoma de Oaxaca, la de Colima, todas las instituciones del país, están sufriendo por la falta de recursos; y por las nuevas disposiciones gubernamentales se ven obligadas a desaparecer programas que no cuentan con respaldo financiero.
Los problemas son tan graves que se paralizaron a medias y en algunas universidades totalmente, las recategorizaciones por mérito al personal administrativo; se acabaron en la mayoría de las Universidades las promociones de los Tiempos Completos, los “proyectos especiales”, se redujeron los FAMs destinados a infraestructura y mejoras de las escuelas, suspendieron los años sabáticos, los estímulos al desempeño, los veranos científicos, el POFAPI, etc.

Ataques contra Rectores

Para intentar ocultar la raíz del problema -falta de financiamiento para las Universidades- grupos de rojillos y guindas atacan “despiadadamente” por las redes al Rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, y agitan por cualquier motivo, principalmente en las preparatorias.
El Rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, es difamando hasta en su vida privada. El Rector de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Eduardo Bautista es acusado de “rapiñaje” y de querer perpetuarse en el cargo.
Todavía no toma el cargo de nuevo Rector de la Universidad de Colima y ya Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño es señalado de despilfarrador y de cómplice de la administración que se irá en febrero.
El Rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua, Luis Alberto Fierro Ramírez, es acusado de “enriquecerse” con el presupuesto universitario.
Así que, en todas, en todas las Universidades Públicas del país, la ANUIES ha detectado grupos externos que “atacan digitalmente” a los Rectores con la intención de cargarles la culpa de la falta de presupuesto y desaparición de programas.
Se trata de una estrategia para desviar la atención del recorte del financiamiento público a las Universidades, pero también de la acción de grupos que aprovechan la coyuntura para intentar “penetrar” a las Universidades, generar desestabilización y atentar contra su autonomía.
Son conspiraciones contra las Universidades a las que se han agregado grupos de agitadores y amargados que pretenden conseguir ascensos, becas o nuevas plazas, a base de insultos y descalificaciones, por medio de la presión “digital”, práctica que en la mayoría de las instituciones de enseñanza superior no funcionan.
En la UAS la “responsabilidad malévola” de desacreditar a la Universidad y a sus autoridades recayó en los asesinos del director jurídico Enrique Ávila Castro, quienes aún gozan de impunidad y que se escudan en el anonimato para operar su “guerrita digital”.
Son homicidas: de ellos todo se puede esperar.