Norzagaray: agente nocivo que «tronó» la jubilación dinámica

El intelecto de los mezquinos desarrolla la ficción como arma. El arte de la ficción alcanza su máxima expresión en el hombre perverso: aquí el engaño, la adulación, la mentira, el fraude, la murmuración, la hipocresía, el vivir del brillo ajeno, el enmascaramiento y el revoloteo incesante de la llama de la vanidad, termina por descargar odios personales (el autor).

Dato: Del 2000 al 2009 los gobernadores del PRI, Juan S, Millán Lizárraga y Jesús Aguilar Padilla, operaron la alquimia electoral del Instituto Federal Electoral/Consejo Estatal Electoral en complicidad con sus directivos y consejeros. Bajo el control de los mandatarios del PRI, el INE-CEE validó los más aberrantes fraudes electorales. Ahí, en las pestilentes entrañas de estos organismos, se movió, con paga especial de “consejero electoral”, Ernesto Hernández Norzagaray, falso intelectual que también anidó en la Universidad Autónoma de Sinaloa. En aquellos tiempos de bonanza, Hernández Norzagaray acudió con devoción a los cumpleaños de Millán y Aguilar a besarles la mano, hincar la rodilla e inclinar la cerviz.
Antecedente: Ernesto Hernández forma parte del “cártel de jubilados”, un grupúsculo de exuniversitarios que, por medio de la agitación callejera y la presión mediática, atentan contra la autonomía universitaria y pretenden fijar el rumbo de la agenda académica y administrativa de la UAS e imponer rectores. Aclaro: Norzagaray no es universitario en activo. Su paso por la casa rosalina rebosa negativos. Es el pago-cobro de la «jubilación dinámica» lo que lo vincula a la Universidad; la prestación es parte de sus ingresos que le permiten pagar sin contratiempos el impuesto predial de sus seis residencias.
Historia: años atrás, cuando la izquierda “controlaba” la UAS, brotó la idea de crear otra jubilación, sobre la pensión-jubilación que el IMSS otorga a los universitarios en retiro. Sin tomar en cuenta la fuente principal de financiamiento de la Universidad (gobierno federal/SHyCP), con el apoyo rectoral de los años 70-80, nació así la jubilación dinámica, la cual consiste en el pago del salario completo, íntegro, a los trabajadores que cumplen determinados años laborando en la institución. Así despuntó la jubilación universitaria, al troche y moche, sin la aprobación federal, sin fuente de ingresos y sin planeación a futuro; y lo más grave: sin ningún tipo de aportación de los trabajadores en activo y jubilados.
Quiebra: la carga de la «jubilación dinámica» en la UAS es superior a los mil 500 millones de pesos al año, cantidad con la que se paga la prestación a alrededor de 5 mil trabajadores en retiro. Cada fin de año, a través de un Fondo, el gobierno federal apoyaba con recursos a la Universidad para que cubriera esas jubilaciones y los aguinaldos. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador canceló ese Fondo y niega aportar recursos para el pago de jubilaciones universitaria, bajo tres argumentos: 1.- El presupuesto que otorga es únicamente para pagar el desempeño de los universitarios en activo y para el gasto operativo, administrativo, cultural, científico, etc. 2.- Los beneficiados no aportan ni un solo centavo para gozar de la jubilación. 3.- Quienes reciben la “jubilación dinámica” cuentan con otra pensión o jubilación: la que les otorga por sus cuotas-aportaciones y los años laborados en la UAS el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Rescate: para aliviar la carga económica de más de 125 millones de pesos mensuales que representa el pago de la “jubilación dinámica”, el SuntUAS-UAS (trabajadores sindicalizados y autoridades universitarias), con la representación institucional de los jubilados en el sindicato, acordaron que los empleados en activo y los favorecidos con la prestación de retiro, aportaran una cuota quincenal-mensual para crear el Fideicomiso Pro-Jubilación, el cual garantizaba, de acuerdo a las proyecciones financieras, el pago de la prestación por los próximos 25 años.
Agitación: Ernesto Hernández Norzagaray y otros empleados en retiro, integrados en el “cártel de jubilados”, emprendieron una furiosa campaña para no aportar ni un centavo al Fideicomiso; inventaron mentiras canallescas. Desde el exterior, difamaron y calumniaron a las autoridades de la UAS y llevaron a los tribunales el rechazo al “mecanismo de aportación de cuotas”. Un 90 por ciento de trabajadores en activo respaldaba la operación del Fideicomiso; el 90 por ciento de los jubilados no comulgaba con el movimiento de Norzagaray, pero aun así un juez otorgó la “razón” a los inconformes, sin profundizar, sin determinar la procedencia o improcedencia legal ni la posible anti-constitucionalidad o inconstitucionalidad de la “jubilación dinámica”; tampoco pidió informes a la UAS sobre por qué y cómo pagaba esa prestación ni preguntó de donde provenían los recursos. Así fue que, con el apoyo de un juez, una minoría de empleados en activo y una minoría de jubilados provocaron la desaparición de ese Fideicomiso.
Sin recursos: como cada fin de año, ya sin Fideicomiso, la UAS atraviesa por una difícil situación económica: no tiene dinero para cubrir el pago de los salarios ni las jubilaciones. El gobierno le niega los recursos y le desliza una sugerencia: que termine con el pago de la “jubilación dinámica”, no aprobada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Las autoridades de la SEP le piden a la Universidad que formule un Fondo o Fideicomiso con aportaciones de los trabajadores en activo y jubilados para poder ayudarlos económicamente. No conciben los funcionarios de la 4T otorgar una jubilación sin ninguna aportación de los beneficiados. El equipo jurídico de Palacio Nacional considera inconstitucional la “jubilación dinámica”.
La traición: contra la UAS se han orquestado una cadena de traiciones y de movimientos “externos” con los que se pretende violentar su autonomía. En todos ellos figura Ernesto Hernández Norzagaray. Metido en su ego y en su cadena de mentiras, es indudablemente culpable de la crisis económica por la que atraviesa la Universidad. Ya están a la vista las secuelas de la conspiración contra el Fideicomiso Pro-jubilación, el cual, de no haber desaparecido, tuviera en “existencia” o de fondos más de 3 mil millones de pesos en aportaciones de los trabajadores y jubilados, dinero suficiente para garantizar el pago de la prestación de retiro y para emprender proyectos rentables que le atrajeran más recursos al Fideicomiso.
Nocivo: para los universitarios Ernesto Hernández Norzagaray es un agente dañino. Víctima de sus propios engaños, mentiras, enmascaramientos, enloquece cuando la sociedad y sobre todo los universitarios demuestran que no les gusta militar en el PRI, PAN, PRD o MORENA y, por ese motivo, desvaría y lanza insultos contra quienes manifiestan gratitud, agradecimiento y respeto a la persona que construye un nuevo proyecto por la transformación de Sinaloa; estalla en ira porque la gente se moviliza y pasa a bordo de sus vehículos por el frente de la casa de este personaje, saludándolo y lanzándole gritos de apoyo.
¡Qué días aquellos cuando Ernesto Hernández les hacía caravanas a los priistas Juan Millán y a Jesús Aguilar Padilla, acudiendo, en su calidad de consejero electoral sumiso, a besarles las manos a las fiestas de sus cumpleaños!
Conclusión: Hernández Norzagaray es un agente nocivo. Los universitarios le deben las desgracias de hoy y del mañana