Negaron el ingreso de Norzagaray a la Academia Mexicana de la Lengua y al Colegio de Sinaloa

Ya lo decían los viejos y nuevos clásicos de la política que ésta es el acto más generoso de la actividad humana cuando se vincula al bien común. También lo decían y lo dicen los grandes escritores y literatos, las letras es para hombres normalmente cuerdos y ecuánimes no para víctimas de delirios ni amarguras.

Valga la referencia para quien, como Ernesto Hernández Norzagaray, ha servido de rémora de políticos caciques, y cuyo único paso político-electoral dado le salió chueco: participar en el órgano electoral de Sinaloa –IEE, CEE o INE-, agobiado por su enanismo mental al no ser aceptado por la Academia Mexicana de la Lengua, el Colegio de Sinaloa y el Seminario de Cultura Mexicana.

No ha pasado de “escritor de rancho”, nivel muy bajo que lo mantiene postrado en la amargura. Léase bien: la semana pasada agarró “aire” y trató de “doblegar” con una pifia periodística al ilustre escritor sinaloense Elmer Mendoza, figura reconocida nacional e internacionalmente. Elmer ni lo peló.

Exacto: Los políticos y quienes escriben deberían actuar en consecuencia anteponiendo a sus ambiciones personales los intereses de los gobernados.

Sin embargo, en estos tiempos el deber ser en política sucumbe al pragmatismo, al ánimo de allanar el camino a personajes empoderados en una marca electoral para que ellos y sus súbditos alcancen los cargos públicos y jugosas tajadas de presupuesto del Estado.

El periodismo también sucumbe al “chayote” o el despliegue de mentiras por encargo. Otra vez. Valga la referencia para Ernesto Hernández Norzagaray.

El caso del Partido Sinaloense con un poder ciudadano inocultable e insoslayable, continua quitando el sueño al insignificante Hernández Norzagaray. El trabajo de una sola diputada y un puñado de regidores dispersos en la geografía estatal lo tiene otra vez al borde de la locura.

Ernesto Hernández Norzagaray no se cansa de respirar por la herida: en la Universidad no fue nadie. Pasó sin pena ni gloria gozando de prebendas inmerecidas. Como asesor electoral ciudadano fue un fracaso y como “hombre de letras” tiene las puertas cerradas en instituciones de alto nivel, como son, repito, la Real Academia Mexicana de la Lengua, el Colegio de Sinaloa y el Seminario de Cultura Mexicana, cunas y semilleros de hombres y mujeres ilustres.

Ahora, como siempre, trata de hacer ruido con el pandero mediático y estar en las primeras páginas de sus medios de comunicación local para decir que aun después de la derrota dolorosa que los redujo a la insignificancia periodística, está en condiciones no solo de proponer sino influir con su quehacer calumnioso en las elecciones del 2021.

Pobre Norzagarar: vive en el mundo ilusorio de su agitación y el papel que ha jugado en los ejercicios electorales en Sinaloa son para dar lástima: no ha pasado de ser un esbirro utilizado para la propaganda vil.

Le duele hasta el delirio de su insignificancia que el PAS proponga en el Congreso Local una ley que él llama selectiva para elevar de 3 al 5 por ciento el umbral electoral, es decir, aumentar el número de votos en las contiendas para conservar el registro de los partidos políticos. Propuesta positiva para acabar de una vez con los partidos “patito”, sin votos, sin base social.

Para Norzagaray la propuesta la va a “poner más difícil a los que ya de por sí la tienen difícil para sobrevivir bajo una ley que obliga a que los votos se cuenten por partidos, no como lo establecían los convenios de coaliciones”.

Retuerce la verdad cuando alega que “para el ejercicio aritmético no tiene consideraciones sustantivas que lleven a considerar porque el 3 por ciento no garantiza el libre juego democrático, y porque ahora es mejor el 5 o el 6 o el 10 por ciento para el fortalecimiento de las instituciones”.

Pero claro que garantiza y fortalece la participación democracia pues deja a un lado a los “partidos puro caparazón” que solo se integran, con un mínimo firmas ciudadanas, para obtener las prerrogativas electorales y para manejarse como punta de lanza de los partidos grandes para frenar a la sociedad en avanzada.

Y plantea en su insignificancia: “Y no es que uno esté de acuerdo con que haya un sistema multipartidista que fragmente infinitamente la representación y aumente los problemas de gobernabilidad, por la ausencia de acuerdos entre las múltiples partes de un todo sino, que tampoco es por la vía de ese aumento en el umbral, como se vaya a lograr en automático la gobernabilidad democrática en la máxima de ‘entre poquitos mejor’”.

“Un umbral alto tiende a crear un sistema bipartidista, mientras uno con un bajo umbral, estimula la representación pluralista pero no es la única manera, incluso con la misma ley actual se puede tender hacia un sistema bipartidista”.

O sea el señor para Norzagaray elevar del 3 al 5 por ciento el número de votos electoral “es un umbral alto”, y tiende a crear un sistema de dos partidos -¡que ridículo!-, lo que indica que desconoce la cosa electoral o finge no saber cómo se las gastan ciertos personajes colectando firmas para crear partidos que desaparecen de golpe y porrazo en la primera elección, porque son partidos “papel” o blof sólo para atorar o hacer sombra a candidatos que amenazan con arrebatar posiciones a los partidos tradicionales.

Del total de partidos que participaron en la contienda federal en Sinaloa, Morena obtuvo 39.13 por ciento; el PRI, 24.06 por ciento; el PAN, 11.01 por ciento y PAS, 6.62 por ciento en la elección; el porcentaje define qué partidos conservan el registro estatal y determina el financiamiento público. La baja votación afectó a seis partidos que no alcanzaron a superar el 3 por ciento del umbral electoral: PVEM, MC, PRD, PAIS, PES y Nueva Alianza.

Pese a los disgustos de Norzagaray el PAS, partido estatal, obtuvo en la pasada contienda más votos que los partidos nacionales: PVEM, MC, PRD, PAIS, PES y Nueva Alianza, lo cual indica trabajo, perseverancia y presencia.

Según Norzagaray con el rediseño de la ley electoral del 3 al 5 por ciento, si nos atenemos a esos resultados de los partidos que sobrevivieron, el PAS sería el partido con mayor dificultad de superar el 5, señal de que desconoce la nueva dinámica del partido estatal. O tal vez la sepa, pero le duele. Lo carcome la frustración y la amargura de ser insignificante.

¿Estamos ante el PAS que pretende darse un balazo en el pie con ese pretendido aumento del umbral electoral? No. De hecho no. Estamos de cara a un PAS que esta dispuesto enfrentar nuevos desafíos y a someterse a la “prueba del ácido”, al voto del electorado, sin miedo y de cara a la sociedad en las elecciones del 2021.

Nos quedamos con lo decían y lo dicen los grandes escritores y literatos, el arte de las letras es para hombres normalmente cuerdos y ecuánimes no para víctimas de delirios personales ni amarguras. Vaya la referencia para Ernesto Hernández Norzagaray, rechazado por tirios y troyanos en la Academia Mexicana de la Lengua, el Colegio de Sinaloa y el Seminario de Cultura Mexicana