El Bambú, la grilla y los jubilados que quieren “reventar” a la UAS

No ve el que no quiere ver y no escucha el que no quiera escuchar. El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, tomó el sistema de jubilaciones dinámicas de las instituciones de enseñanza superior como un “despilfarro” y pidió – exigió- a los Rectores integrados en la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior -Anuies- ajustar las casas de estudio a un régimen de austeridad y transparencia en el manejo de sus presupuestos.

El diagnóstico es contundente: las jubilaciones dinámicas, sin aportaciones de los beneficiarios, colapsó a algunas de las Universidades Públicas del país. El gobierno federal (SEPyC y SEP) no está dispuesto a seguir alimentando con fondos especiales, adicionales o emergentes ese tipo de jubilaciones, cuando no existe corresponsabilidad o contribuciones de los trabajadores en activo y jubilados.

Para el gobierno federal, las jubilaciones dinámicas nacieron de “acuerdos sindicales” con las Universidades en las que, para suscribirlos, no se tomó en cuenta a las autoridades de la SHyCP ni de la SEP. Las instancias suministradoras de los recursos para las instituciones de educación superior son el gobierno federal y los gobiernos de los estados.  

Así, para los universitarios y gobierno de Andrés Manuel López Obrador llegó la hora de hablar con la verdad y de poner en la mesa del análisis el problema de las jubilaciones dinámicas para buscarle una solución inmediata.

Cuando menos en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) si no se modifica el sistema de pensiones, el gobierno federal ya advirtió que está dispuesto a cancelar los apoyos a este rubro y dejar en la indefensión a alrededor de 5 mil jubilados del alma mater

La agitación permanente

Al mismo tiempo que el gobierno de López Obrador, en el seguimiento de la mesa de las gestiones de los recursos para el pago de la nómina de cierre del año de 10 Universidades y de la corrección del presupuesto que se destinará a las Instituciones de Enseñanza Superior (IES), mandó la indicación para las autoridades universitarias y sindicatos “revisen el régimen salarial y los sistemas de pensiones”, un grupúsculo de jubilados se lanzó contra la UAS y sus autoridades divulgando una serie de difamaciones.   

El minoritario grupo, identificado como el “cártel de los jubilados” o de los “súper-jubilados”, que por varios años han intentado tomar por asalto a la UAS para regresarla al esquema del pasado –de saqueos y desorden-, pretendió “paralizar” al rector para que no fructificaran sus gestiones y frenar la obtención de los recursos para el pago de la última quincena de diciembre y los aguilandos.

En su desenfrenada campaña de agitación, el grupúsculo abrió la coyuntura para que el Frente Nacional de Apoyo a la Educación Superior redoblara su campaña pretendiendo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ordene la cancelación de las jubilaciones dinámicas en las Universidades Públicas.

Esos jubilados que no pasan de 20 aparentemente se practican el harakiri en su movimiento de agitación, pero no, ellos cuentan con otros ingresos que les permite llevar una vida sin sobresaltos económicos. De darse la suspensión de la jubilación no los dañaría demasiado, pues tienen otros trabajos, otras actividades, a diferencia de cientos y cientos de ex empleados universitarios que carecen de otras entradas económicas.  

En medio de la conspiración contra la UAS, uno de los “veteranos de la agitación”, Ernesto Hernández Norzagaray, confesó que había acudido, en compañía de otros jubilados, a una reunión con el Senador Rubén Rocha Moya el sábado antepasado en el restaurante El Bambú de Mazatlán, según él, porque le interesaba escucharlo y saber su opinión sobre los temas de fondo de la UAS.

Pero no, a Norzagaray no le importaba el punto de vista de Rocha Moya sobre los tema de alto calado de la UAS, que a juicio del presidente Andrés Manuel López obrador son la austeridad y la transparencia y la revisión del sistema de pensiones; lo que quería saber es si el Senador de la República se enganchará o no en el proceso de descrédito de la UAS, en el movimiento anti-universidad que pretende que retorne al pasado, a los tiempos del caos y la inestabilidad.

El proyecto de Norzagaray y el grupúsculo de jubilados es usar al Senador Rubén Rocha Moya para que participe en el descarrilamiento de la UAS y que cargue con el peso de la destrucción del alma mater, apoyando iniciativas de reformas a la ley orgánica de la institución que servirían de instrumento para volverla a la época de la barbarie interna y la anti-academia.  

En su obsesión por destruir a la UAS Norzagaray mandó la señal a la sociedad sinaloense de que los “súper jubilados”, que no necesitan de la prestación de vejez por tener otras fuentes de ingreso, pretenden convertir en su “porro” preferido al senador Rocha Moya.

El goce de jubilaciones dinámicas

¿Qué movió al presidente Andrés Manuel López Obrador a exigir que se revisen los sistemas de pensiones de las Universidades? ¿Que lo molestó tanto, al grado de pedir, que en caso de que los trabajadores en activo y los jubilados, no aporten o no son corresponsables con sus Universidades, el gobierno no otorgará ni un centavo para el pago de estas prestaciones del apoyo a la vejez?

El sistema de jubilaciones dinámicas fue promovido desde hace cuatro décadas por una Coalición de Fuerzas “Democráticas y Progresistas” y “de izquierda” de las Universidades Públicas.

El sistema de pensiones no es otra cosa que el pago de la pensión a los jubilados con el último salario íntegro, prima vacacional y aguinaldo, con cargo a la tesorería de la Universidad. La prestación equivale a la que se otorga al personal en activo.

Donde salta la liebre es cuando los beneficiarios de la pensión o jubilación dinámica son al mismo tiempo receptores de pensión por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con el que aquella institución tiene convenio.

Se trata, a la vista del presidente Andrés Manuel López Obrador, de una pensión por partida doble. No sería novedad que algunos de esos jubilados recibieran una tercera pensión por parte del ISSSTE, por servicios prestados en alguna otra dependencia pública. De ser el caso, sería pensión por partida triple.

Hace más de 16 años, las Universidades Públicas empezaron a verse en problemas financieros a causa de los pasivos contingentes acumulados geométricamente a causa de sus “gastos excepcionales”. Este tipo de concesiones-prestaciones ya provocó la quiebra o la crisis financiera de al menos diez universidades públicas de los estados.

“La corresponsabilidad” de los ex trabajadores

El presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara baja, Alfonso Ramírez Cuéllar, manifestó su disposición a reflexionar sobre esa agravada problemática vinculada a los presupuestos de las universidades, la de las jubilaciones dinámicas, y demandó corresponsabilidad en el tratamiento del asunto: Las universidades deben resolver la crisis de sus sistemas de pensiones.

Eso no parecen entenderlo los “súper jubilados”: Ernesto Hernández Nozagaray percibe una jubilación universitaria de 50 mil pesos mensuales, más 40 mil que recibe del IMSS. Un total de 90 mil pesos, contante y sonante. Se jubiló el 16 de septiembre del 2013.

El exdirector de asuntos jurídicos Jesús Manuel Martínez Peñuelas tiene como jubilado en la universidad un ingreso mensual de 57 mil 484.96 pesos, más 44 mil 492.92 pesos en el IMSS, para un total mensual de 101 mil 977.88 pesos, sin hacer nada. Fecha de jubilación el 9 de junio del 2005.

José Francisco Álvarez Cordero, quien fue tesorero durante varios rectorados, cobra en la UAS como jubilado un sueldo mensual de 68 mil 669.34 pesos, y en el Seguro Social recibe, también cada mes, 31 mil 108 pesos; un total de 99 mil 777 pesos con 34 centavos mensuales. Se jubiló el primero de mayo del 2005.

La exdirigente sindical de los administrativos, María del Rosario Quiñónez Payán, jubilada el primero de marzo del 2016, cobra en la UAS 41 mil 689.98 pesos, además de 41 mil 816.67 pesos del IMSS, para una suma de 83 mil 506.65 pesos.

Rubén Burgos Mejía se jubiló el 15 de mayo del 2009, y cobra una jubilación total de 80 mil 875.02 pesos, 56 mil 478.02 en la UAS y 24 mil 397 en el Instituto Mexicano del seguro social.

Jubilado desde hace casi 25 años, 16 de febrero de 1994, Eutilberto Rojas Osuna cobra 23 mil 196.66 pesos en la UAS y 16 mil 475 en el seguro; 39 mil 671.66 pesos.

A todos ellos no les interesa la corresponsabilidad pues aparte que tienen otros ingresos se creen los iluminados con derecho a agitar e intentar desestabilizar a la Universidad. A ellos, los “súper jubilados” o el “cártel de los jubilados”, el llamado a la revisión del sistema de pensiones en la Universidad al que ha convocado –más bien exigido- el presidente Andrés Manuel López Obrador, no los intranquiliza ya que piensan que tiene de aliado al Senador Rubén Rocha Moya. Cuando menos eso creen…

La UAS destina sin la autorización de la SHyCP ni la SEP mil 500 millones de pesos de su presupuesto anual al pago de las jubilaciones dinámicas….Es hora de que enfrentar, de encarar, el grave problema, antes de que Andrés Manuel López Obrador tome determinaciones drásticas y deje sin pensión a alrededor de 5 mil jubilados uaseños.