Obrador, un pobre con una finca igual a 10 “Casas Blancas” de la esposa de Peña

Ricardo Alemán

Dice el refranero popular: “El pez por la boca muere”. Y viene a cuento porque el escándalo de la llamada “casa blanca”, de Angélica Rivera, fue detonado a partir de un reportaje de farándula. Y los “tesoros” naturales de la finca “La Chingada” de AMLO se conocen a partir de un texto del propio Obrador –Reforma 13 de noviembre–, en donde ensaya “cualidades” narrativas que describen la cuantiosa inversión en una finca con centenares de caobas, cedros y frutales de todas las variedades tropicales, además de una lagunas, un puente y un camino circundante, sin olvidar un camino especial de flores para su amada.

¿Quién paga ese palacio natural que presume y describe el propio AMLO y que dice heredó a sus hijos? ¿Quién paga ese lujo natural si el padre y los hijos no trabajan? El interactivo de “la joya” natural conocida como “La Chingada” se puede ver en www.letraroja.com La “casita” de AMLO en Chiapas tiene una extensión de casi 14 mil metros cuadrados y está valuada en 25 millones de pesos. De manera formal fue heredada a sus hijos –según la 3de3 de AMLO–, y es conocida como “La Chingada”.

Se localiza en Palenque, Chiapas y según el tabasqueño “es herencia paterna” recibida en el año 2000, justo cuando se convirtió en jefe de gobierno del Distrito Federal. Según información de Excélsior, el mercado inmobiliario de Palenque asegura que el metro cuadrado en la zona se comercializa en mil 900 pesos, lo que equivale a un costo de 25 millones 347 mil 900 pesos el valor actual de “La Chingada”. Y para dar contexto a la extensión de “La Chingada”, una casa de interés social –donde viven ciudadanos de a pie en una zona popular-, mide en promedio 40 metros cuadrados.

Es decir, que en promedio en “La Chingada” se podrían construir algo así como 333 casas con esas características.. La “casita” que AMLO dijo haber heredado a sus hijos es igual a la mitad de lo que mide la superficie del zócalo de la Ciudad de México; es 13 veces mayor a la superficie del rancho de Javier Duarte que las autoridades detectaron en el Estado de México. Y si se compara con el rancho de otro pillo, resulta que “La Chingada” de AMLO es apenas dos mil metros menor que el rancho El Saucito del ex gobernador de Sonora, Guillermo Padrés. Y ya metidos a las comparaciones, el rancho “La Chingada” de AMLO es casi 10 veces más extenso que el predio de Sierra Gorda –donde Angélica Rivera construyó “La Casa Blanca”–, motivo del escándalo que inició el derrumbe de la popularidad de Peña Nieto. Sin embargo, y a pesar del cuestionado origen del rancho de AMLO –y que sus características son simulares a los ranchos de pillos como los Duarte de Veracruz y Chihuahua y Padrés–, a pocos escandaliza que López Obrador sea parte de los potentados de la política mexicana.

¿Por qué pocos se enojan y sorprenden? Porque ya no sorprende a nadie el tamaño de su mitomanía y menos la “cachaza” para el cinismo exhibidos por AMLO. Eso sí, López Obrador dijo que como presidente de Morena gana 600 mil pesos al año –50 mil pesos al mes–, cantidad claramente insuficiente para el mantenimiento de un paraíso natural de cientos de árboles maderables y frutales, como “La Chingada”. Además, AMLO asegura no tener otros ingresos y aunque dijo que sus viajes los paga con dinero de sus libros, no dijo la cantidad generada por los mismos. Desde 2012, según su declaración 3de3, AMLO dejó de ganar dinero.

En 2012 el Partido del Trabajo y el PRD le pagaban 12 mil 500 pesos al mes. Luego, Honestidad Valiente AC le daba 20 mil pesos al mes y, en todo 2013 y 2014 no tuvo nada de ingresos. ¿Quién pagaba el mantenimiento, el predial, la luz, el agua, las flores y los servicios de un rancho de casi 14 mil metros y que requiere mucho trabajo? Si no fuera suficiente, el automóvil y la camioneta de AMLO, la casa en Tlalpan –donde vive-, un departamento y dos terrenos en Puebla, serían de su esposa. Y la esposa también paga el menaje de la casa, las obras de arte y las joyas. Nada es de López. De risa loca. Resulta que López Obrador –igual que Ricardo Anaya–, tiene gastos de potentado; viaja por todo el país y por el mundo, exhibe lujos y dispendios y, al igual que el jefe del PAN, las propiedades y los negocios son de la esposa, hace todo por sus hijos y los ingresos de los dos líderes partidistas casi idénticos; 50 mil pesos promedio. Y en su ilegal campaña presidencial, AMLO promete el cielo para los pobres, pero vive como potentado. El milagro de la política; la multiplicación de ranchos y casas con salario de “godinez”. Al tiempo.

El joven López Obrador que de «milagro» acabó sus estudios

Andrés Manuel López Obrador. Es un tabasqueño de origen muy humilde y beisbolero de corazón, joven que «de milagro» terminó sus estudios universitarios, luchador social, dirigente político, jefe de Gobierno de Ciudad de México y tres veces candidato presidencial. Sus padres carecían de recursos economicos hasta para darle estudios. En esos términos podría resumirse la vida de Andrés Manuel López Obrador, quien preparó un pequeño libro autobiográfico,  en el marco de un documental sobre su paso por el mundo y la política.

«Elaboré este pequeño texto como guía para la realización del documental Esto soy, producido por Epigmenio Ibarra. Sin embargo, por razones de tiempo y por tratarse de otro género, en el audiovisual no se reprodujo ni completo ni literal, por eso decidimos publicar dicho escrito acompañado de imágenes», señala el tabasqueño en la introducción del documento.

Y es en estos términos que López Obrador escribe su breve autobiografía.

«Soy de Tepetitán, Macuspana, Tabasco. A ese pueblo llegaron a radicar mis abuelos maternos. En España, los nombres antiguos tenían que ver con el oficio de la gente, por eso los apellidos Zapatero, Carpintero, Pescador, Obrador. Mi bisabuela materna, originaria del Cantábrico, se llamaba Felipa Revuelta. Mis abuelos paternos eran veracruzanos, corría por sus venas sangre blanca, india y negra. A mucho orgullo, jarochos de la cuenca del Río Papaloapan», escribió.

«Mi papá llegó a Tepetitán en 1952, como trabajador petrolero. Mi madre, Manuelita, estaba dedicada a atender la tienda de mi abuelo. Siempre fue comerciante», cuenta López Obrador.

En el segundo capítulo, el actual líder de Morena relata cómo fue que llegó a la Ciudad de México para estudiar en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde asegura haber pasado varias dificultades económicas para concluir sus estudios.

«Llegué a la Ciudad de México a estudiar a la UNAM a principios de 1973. Soy profesional por el apoyo que recibí del gobierno de entonces. Viví en la Casa del Estudiante Tabasqueño, ahí nos daban comida y hospedaje a 80 jóvenes de escasos recursos económicos», señala.

Después de la Casa del Estudiante, viví en Copilco El Alto, en un cuarto de vecindad con otros compañeros. Terminé la escuela de milagro porque no recibía apoyo de mi familia, que estaba atravesando por una situación económica muy difícil. La quiebra en el comercio es algo muy lastimoso» dice Andrés Manuel López Obrador.

Andrés Manuel López Obrador

«Cuando terminé la universidad regresé a Tabasco. El primer trabajo que tuve fue de director del Centro Coordinador Indigenista Chontal. Estuve en ese cargo de 1977 a 1982. En ese entonces me casé con Rocío (Beltrán), nació nuestro primero hijo José Ramón y vivimos en Nacajuca. En las comunidades indígenas me formé como luchador social», cuenta López Obrador.

López Obrador confiesa que, en caso de perder, buscará convertirse en maestro de Historia mientras vive en La Chingada, la finca que heredó de sus padres.

Ahora bien ¿qué sería de mí si no ganamos la Presidencia? Me iré a vivir a la quinta La Chingada. En ese encierro verde y lleno de vida animal y vegetal, trabajaría en labores de siembra y cuidado de plantas, escribiría y saldría a dar clases de Historia a jóvenes de Tabasco y de Chiapas. Tendría que convertirme en maestro para enseñar y obtener ingresos, porque no soy rico», concluye el tabasqueño.