¿Tampoco les cree?

Escucho a cada rato afirmar que tenemos los gobernantes que nos merecemos, y hay momentos en que casi les doy la razón.

Comento lo anterior luego de leer las notas informativas sobre lo que los nuevos diputados locales dijeron tras rendir su protesta de ley: serán garantía de legalidad, velarán por la transparencia y la rendición de cuentas, y que el legislativo para nada será un poder supeditado al gobernador.

Puntualicemos primero que seguro, como siempre, veremos excepciones positivas, pero advirtamos que cada vez que una nueva legislatura comienza nos han dicho invariablemente lo mismo que ahora, y que al término del período encontramos que brillaron feamente por su ausencia la legalidad, la transparencia, la rendición de cuentas y la independencia del legislativo frente al ejecutivo.
Las mayorías se han tapado con la cobija de la impunidad, privilegiando los intereses políticos y de grupo: yo te dejo pasar tu corrupción, y tú dejas pasar la de mi partido.

Una y otra vez, hasta el infinito y más allá.

Ni siquiera podemos pensar en darles el beneficio de la duda, porque de entrada dejaron ya muy en claro su sumisión al gobernador electo, Quirino Ordaz Coppel.

El Secretario General del Congreso del Estado lo nombrará Quirino, y no los legisladores; bueno, oficialmente sería lo último, porque habrá votación, pero es una simulación ya convenida.
Se perfiló ayer para ese importante cargo el nombre de Simón Rafael Betancourt Gómez, un jurista prestigiado que actualmente vive en la Ciudad de México, hombre de todas las confianzas de la familia del futuro mandatario estatal, tras sus trabajos con el exalcalde mazatleco Quirino Ordaz Luna, padre de quien usted ya sabe.

Independencia mis polainas, dirían en el rancho.

En cuanto a lo de la legalidad, bien sabemos que nuestros legisladores ven lo que quieren, cuando quieren, o mejor dicho sólo ven cuando les conviene.

Una y otra vez hemos visto a los diputados evadir realidades evidentes, solapar corrupciones que incluso han sido documentadas.

Auditorías han ido y venido, con irregularidades al descubierto que terminan oficialmente aclaradas o solventadas.

Hay que ser muy ingenuos para creerles a los diputados, principalmente a los del PRI y el PAN.

Diríamos en contraparte que sí son muy ingenuos esos legisladores, en la supuesta pretensión de que les vamos a creer sus promesas, pero la realidad es que no les importa nadita que les creamos.
Saben que nos mienten, y les vale.

A sus mentiras, agreguemos cinismo y desvergüenza.

Nos pueden desmentir, claro; pero con acciones, con hechos.

Más mezcla maistro

Con el disfraz de poner orden, nuevamente se intenta en la “honorable” cámara de diputados local imponer medidas de mordaza contra el trabajo de los periodistas.

Que algunos se ostentan como periodistas sin serlo, es el pretexto de ahora, que termina siendo lo de menos; de una u otra forma, la intención es la de operar en lo oscurito.

En tiempos que reclaman apertura y transparencia totales, resulta muy lamentable tener a representantes populares tan intolerantes, dictadores en potencia.

Los diputados harán como que la virgen les habla, seguramente se tirarán la bolita y negarán que haya el menor intento de atentar contra el derecho a la información y la libertad de expresión, que son garantías de todos los mexicanos y no solamente de los comunicadores.

Ya una vez fracasaron con la mordaza, pero no entienden.

Se creen muy inteligentes, o piensan que los demás somos muy pendejos.