En las entrañas de la UAS, Rubén Rocha y Medrano

Transmutados y refundidos en la oscura caverna del PRI, metidos en una estrategia electoral gatopardiana -prometer el cambio para que todo siga igual-, hechuras del mismo molde, Mario Zamora Gastélum, Rubén Rocha Moya y Manuel Clouthier Carrillo, emiten los estertores de su hora final con una furiosa campaña de difamación y calumnia.

Sincronizados en una serie de artimañas, como si fueran siameses, apiñan una “guerra sucia” sin cuartel y ofrecen a la luz de la opinión pública sus desmedidos apetitos por el poder.

Rocha por Morena-PES-PT, Zamora por el PRI-PVEM-Panal y Clouthier por la vía independiente, pelean, en el espacio de sus respectivas derrotas, la “primera minoría” en el Senado de la República, y creen que concretizarán su plan desacreditando a la UAS e intentado tumbar al puntero de las preferencias electorales, el candidato del PAN-PRD-MC, Héctor Melesio Cuén Ojeda.

Pero su campaña de desprestigio tiene efectos adversos: han convertido a Cuén en el enemigo a vencer. En el único candidato al Senado de la República que por no representar lo que ellos representan, al viejo y nuevo PRI, puede empujar leyes que apuntalen un verdadero cambio social, económico y político en Sinaloa y el país.

Héctor Melesio Cuén tiene el carácter, los pantalones bien puestos, la experiencia y la preparación para no dejarse doblegar por nadie y defender en el Senado de la República al pueblo de Sinaloa. Contra el dirigente del PAS y abanderado de Por Sinaloa al Frente (Por México al Frente), el PRI y sus aliados – los tres candidatos anticipadamente derrotados-, han equivocado sus estrategias de linchamiento.

No es desvirtuando el pasado y presente de la UAS, no es inhibiendo la participación política extramuros de los universitarios, no es difamando a Cuén y a su familia, no es inventado mentiras en torno a su persona lo que les puede dar votos a Mario Zamora, que representa la corrupción del PRI, a Rubén Rocha, miliciano del tricolor y a Clouthier, quien entró en calidad de “quita-votos” en una negociación para favorecer sus negocios en quiebra unos, y otros con fuertes adeudos fiscales.

Soy universitario. He vivido la lucha sindical. Conozco las entrañas de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Sé y convivo con su gente. He tratado a todos los grupos, tribus y corrientes de la UAS. Sé de los que son capaces y hasta donde puedan llegar. Ubico en el contexto histórico a Rubén Rocha Moya como un pésimo rector y pieza del PRI y del gobierno estatal. Lo registro y lo apareo con ex gobernadores del PRI y con las viejas hordas de administrativos y académicos que se resistieron al cambio, a la modernización de la Universidad.

A Rubén Rocha lo identifico como el priista, que desde Morena, en estos momentos sirve a la campaña del candidato del PRI, Mario Zamora Gastélum, a quien le opera la campaña sucia contra la UAS y sus autoridades y contra el ex rector Héctor Melesio Cuén Ojeda. Guerra que es sincronizada con los afanes y tormentos de Manuel Clouthier Carrillo, dueño de Noroeste.

A las pruebas me remito:

Contra Cuén han sido fabricados y difundidos varios videos con contenidos falsos. Unos anónimos y otros no. El más reciente que se aplaudió en el “cuarto de guerra” del PRI y Noroeste y que mereció la felicitación a Rubén Rocha es en el que aparecen tres individuos desaliñados, con rostros enojados, hablando de los Cuén que están en la nómina universitaria.

Seis u ocho con el apellido Cuén. Quizá en un principio esto pueda causar un impacto desfavorable en la imagen del candidato de Por Sinaloa al Frente (Por México al Frente), pero si se conocen las entrañas de la UAS esa cantidad resulta mínima, por el número de empleados de la institución que suman más de 15 mil 900, entre activo y jubilados (los jubilados también cobran), y porque no están aglutinados en una sola área, coordinación o departamento.

Todos los Cuén pasaron por un proceso de evaluación, acreditación y certificación y desempeñan sus tareas con eficiencia y eficacia en la Universidad.

Si nos adentramos más en la mecánica de la vieja UAS, la que dirigió Rubén Rocha Moya, nos damos cuenta de que con él prevaleció la contratación directa de personal en preparatorias, escuelas y facultades de parte de los directores y se cedieron cientos de plazas a los sindicatos.

Algunos de directores convirtieron los planteles en feudos familiares. Se dieron casos de que en una sola escuela se registraron en la nómina 8 o 10 familiares ¡En una sola escuela! Esa práctica acabó. Para no atentar contra sus derechos laborales, la nueva universidad capacitó y acreditó a ese personal para que desempeñara puntualmente sus labores.

Persiste a la fecha como conquista sindical el derecho a los afiliados al Suntuas-administrativo a ingresar en la “bolsa de trabajo” de la UAS a uno o a dos familiares.

El 8 de junio de 1997 Rubén Rocha Moya entregó la rectoría de la UAS (1993-1997). Antes de finalizar su administración, Rocha la desahució financieramente. “Regaló” también -(en aquella época prevaleció la venta de plazas)- alrededor de 350 tiempos completos.

El 16 de mayo de 1997 entregó plazas de tiempo completo a su hija Eneyda Rocha Ruiz y a su yerno Seuz del Valle Castillo Nájera. Ese mismo día y año le dio tiempo completo a María Teresa Guerra Ochoa -La Tere-. A Rosario -Chayo- Quiñonez, pareja de Marco Antonio Medrado Palazuelos, que en aquel tiempo regenteaba el sindicato administrativo, le otorgó plaza el 16 de marzo de 1997.

Precisamente en sus días de gloria y control sindical y de “miedo” de las autoridades universitarios a su “poderío”, Marco Antonio Medrano metió a la nómina universitaria a cientos de trabajadores, 53 de ellos de apellido Medrano. A todos ellos la nueva UAS los metió en un proceso de profesionalización y acreditación para que no perdieran su trabajo.

En la UAS son comunes muchos apellidos y los vínculos familiares, pero no vale la satanización de ningún empleado por la relación de parentesco. Así lo mismo laboran los Medina, los Reyes, los Morales, incluso los Trasviña. La nueva Universidad le apuesta al eficiente desempeño de su trabajo y al respeto mutuo en las aulas y los espacios administrativos.

En el quehacer de Rubén Rocha Moya fue privilegiado Marco Antonio Medrado, quien después perdió el trabajo por negarse a incorporarse a su plaza tras haber perdido una elección sindical, que según dice, aún pelea en los tribunales laborales. La casi totalidad de los Medrano y sus familiares que laboran en la UAS son ejemplo de trabajo.

Fue favorecido también Ernesto Hernández Norzagaray. Rubén Rocha y Norzagaray, después, fuera de la UAS pero con intención de regresar, se reencontraron en los proyectos del PRI: uno como asesor externo de Juan Millán y luego como jefe de la coordinación de asesores del Jesús Aguilar Padilla y el otro como integrante del Consejo Estatal Electoral/Instituto Federal Electoral, operando jugadas políticas para Millán y Aguilar. Son lobos de la misma estepa. Cojean de la misma pata.

En el actual proceso electoral, quien arma jugadas en contra de la UAS es Marco Antonio Medrado lógicamente con la “línea” o consigna de Rubén Rocha, cuyo proyecto es el del PRI y el de Mario Zamora Gastélum. En la gente de Medrano se recarga la campaña de difamación y calumnias contra la Universidad y Cuén Ojeda.

Ernesto Hernández Norzagaray también está metido en lo que sabe hacer: distorsionar la realidad y difamar a Cuén y las autoridades universitarias. Difundir infundios, cada vez que se le presenta la oportunidad, para que la sociedad los tome como una verdad a ciegas.

Precisamente su último artículo lo sostiene en un embuste, en una mentira, en una declaración falsa que el periódico de Clouthier, Noroeste, inventó, y atribuyó a Cuén para de ahí desprender “análisis” en su contra. Es el estilo: sembrar una mentira para después de ahí desprender otras más.

Para información de quienes no conocen la historia de la UAS, deben entender que el rescate del alma mater ha sido difícil y doloroso.

Apenas a 12 días del inicio de su rectoría y de poner en marcha el proyecto de modernización de la Universidad, el 23 de julio de 2005, a Héctor Melesio Cuén Ojeda le mataron al titular de la Dirección Jurídica de su administración, Enrique Ávila Castro, crimen que a la fecha no ha sido aclarado. Ávila investigaba desvío de recursos y otorgamiento irregular de plazas

Rubén Rocha Moya jamás levantó la voz exigiendo el esclarecimiento del crimen. Despachaba como coordinador de asesores y de políticas públicas del gobernador priista Jesús Aguilar Padilla. Por su oficina desfilaban casi a diario Medrado, Tere Guerra, Ernesto Hernández Norzagaray y Arturo Santamaría Gómez, sus amigos universitarios.

Del despacho de Rocha nunca se emitió siguiera una sugerencia a la Procuraduría de Justicia del Estado (hoy Fiscalía) para que el crimen fuera aclarado. Por el contrario, sus amigos y privilegiados de su administración entraron en una franca cruzada de difamación y calumnias contra Cuén Ojeda y su grupo empecinado en rescatar a la UAS y convertirá en un orgullo de los sinaloenses. El plan desde entonces fue desbarrancar el rescate de la Universidad. No lo han logrado.

Ahora la UAS es otra. Es una nueva universidad. Cuén plantó la semilla de la modernización del alma mater. Por el contrario, Rubén Rocha siempre le ha apostado a la destrucción de la UAS, a que regrese al viejo esquema del saqueo y el desorden, sin detenerse ante nada.

Por la vía del manejo de descreditar sus contrarios con expedientes falsos y calumnias, Rubén Rocha es candidato del PRI en Morena. Lo es y lo sabe. Su candidatura es una candidatura perdedora, porque encaja en los proyectos para impulsar y allanarle el camino a otro candidato, Mario Zamora Gastélum, enviado por José Antonio Meade-Enrique Peña Nieto.

Desde Morena Rubén hace el juego sucio del PRI contra Cuén Ojeda y se lleva entre las patas a la UAS, añorando los tiempos del desorden, en el que repartía plazas a diestra y siniestra, a granel. Rubén Rocha Moya, Mario Zamora Gastélum y Manuel Clouthier son candidatos rezagados, porque no tienen el calor de la gente, porque su agenda la han cumplido en circuito cerrado y bajo techo. No han bajado a tener contacto con la sociedad y cuando lo hacen la gente los rechaza.

Sus discursos no han logrado el efectismo pretendido en los medios electrónicos ni en la prensa escrita, de ahí que se refugien en una “guerra sucia”, en la difamación y la calumnia, en el amarre de navajas, en una serie de artimañas que no han modificado sustancialmente la opinión que tienen los electores de Héctor Melesio Cuén Ojeda.

La estrategia de Rubén, Zamora y Clouthier ha fallado. Cuén cuenta con un amplio respaldo de los universitarios buen habidos, pero también cuenta con el apoyo de extensos segmentos de la sociedad, del panismo, del perredismo y de miembros del Movimiento Ciudadano y de otros partidos y goza de las simpatías incluso de miles de priistas.

Cuén es pueblo… Y el pueblo ya está harto de mentiras y de campañas calumniosas.