Medios y fines electorales: NOROESTE, la vulgaridad y la mentira al servicio del PRI

Del cinismo a la farsa. De la farsa a la vulgaridad. En la tosquedad se empadrona la historia periodística y política de Manuel Clouthier Carrillo, ex diputado del PAN, actual diputado “independiente» (posición a la que llegó con el apoyo de El PRI) y aspirante a candidato “independiente» al Senado de la República.

La vulgaridad inunda las páginas de su periódico Noroeste. Todo sea por servir al PRI.

Encaja con precisión en el sino de Clouthier y los “analistas» del PRI el hecho de que desde hace mucho, el ejercicio de la política electoral fue desprovisto de toda salud moral con tal de lograr el objetivo supremo: arribar al poder. Para Clouthier la moral es el árbol que da moras.

El ex panista es la imagen encarnada de que “los principios ideológicos se perdieron. Los programas de los partidos se volvieron solo un requisito. La aritmética se hizo estratégica. El manejo de redes sociales, más emotivas que racionales, es hoy prioritario y los discursos vacíos son la constante”. Lo demuestra al sepultar el ideario de su padre, el legendario Manuel “Maquío” Clouthier del Rincón, para entregarse a los brazos del PRI.

Queda claro que Manuel anda desesperado. Que no le gustan las nuevas alianzas y que su propósito no es la lucha por la democracia, salvo que sea “de los dientes para afuera”. La vulgaridad, la mentira, la farsa, el cinismo, empapan las páginas de su periódico Noroeste, echando por la borda ética y rigor periodístico para someterse a los caprichos políticos de un Clouthier irritado porque sus planes están topando con pared y amenazan con fracasar estrepitosamente.

El coraje lo empuja a la vulgaridad periodística. Noroeste es la voz de lo trivial, la falta de valores y principios, la mediocridad y la maledicencia, factores que ajustan a la línea política-electoral del PRI interesada en sepultar alianzas opositoras con sello de ganadoras.

A Clouthier y a Noroeste la alianza Por Sinaloa al Frente los mantiene incómodos, encolerizados, porque no es una alianza pragmática común, sino una que va encaminada a derrumbar los proyectos políticos del PRI, el partido del que se ha servido en calidad de “demócrata” y “opositor” verbal no de movilización de masas.

Sabe bien para el PRI “estructuras territoriales, dinero, manipulación y sofisticados fraudes son, hoy por hoy, (todos) los medios para lograr el fin”: ganar elecciones y tomar por asalto el Poder, y por eso, se pega a las directrices del tricolor. Es ahí donde está la ganancia fácil.

Efectivamente, Cuauhtémoc Cárdenas fue el candidato a la Presidencia por el Frente Democrático Nacional. El hijo de Lázaro Cárdenas rompió entonces con el PRI por sus prácticas antidemocráticas y por el ejercicio corrupto del gobierno. La alianza Por Sinaloa al Frente marca también un rompimiento con el PRI.

Sí. No hace muchos ayeres Manuel “El Maquío” Clouthier del Rincón fue el candidato a la Presidencia del Partido Acción Nacional. Su claridad de pensamiento y expresión expresada en sus discursos alentó la participación electoral de la clase media y puso al PAN en niveles de competitividad. No es la misma claridad de pensamiento la de su retoño Manuel Clouthier Carrillo.

Ambos, Cárdenas y Clouthier, apelaron a que la ciudadanía primero entendiera un diagnóstico racional del País y, luego entonces, motivaron a su respectivo electorado. Con trayectorias congruentes y éticas, el medio para los dos fue el despertar conciencias para el ejercicio auténtico del sufragio. Eso mismo hace Por Sinaloa al Frente en la tierra de los once ríos: despertar conciencias.

Así, tres décadas después, aquí en Sinaloa, tenemos un PAN y un PRD que busca por todos los medios recuperar la credibilidad perdida -provocada por las traiciones de “su gente”, de individuos como Manuel Clouthier hijo-, y busca rescatar el legado de  Cárdenas y Clouthier pisoteado por el propio “Maquiito”, quien ha querido someter con “periodicazos” y vularidades los liderazgos estatales de ambos partidos, difamándolos, tan solo porque pactaron con el Partido Sinaloense y Movimiento Ciudadano, que garantizan la derrota del PRI y la de él como político sinaloense tránsfuga.

Manuel Clouthier ha dicho que los dirigentes del PAN y del PRD carecen de un discurso alentador que sea claro en el diagnóstico, que carecen de  discurso, en general, cuando en realidad lo que sobran son diagnósticos y discursos, pero lo que él seguramente espera son insultos, bajezas y vulgaridades contra sus opositores para publicarlos, o que se alineen a la línea editorial de Noroeste y a sus despropósitos políticos. O que al igual que él los arrope la vulgaridad.

Clouthier piensa y así lo manifiesta en Noroeste que “ganar el voto a través de la razón son tonterías”. Ve como una amenaza a sus intereses políticos y a los del PRI el abrazo que se dan el PAN y el PRD con el Partido Sinaloense, contra el que constantemente descarga su furia y sus vulgaridades porque defiende la autonomía de la UAS y gana simpatías entre los universitarios inteligentes que saben que el PRI ha dejado de ser la mejor opción de gobierno.

Clouthier se hunde en su propio pantano al asegurar, en su periódico Noroeste, que “lo que importa no son los principios ideológicos, o el programa de gobierno, sino ganar a costa de lo que sea y aliado”, tesis que él puso en ejercicio al pactar con personajes del PRI para llegar a la diputación federal “independiente” en el Quinto Distrito Electoral Federal.

Llama a los liderazgos del PAN y del PRD “pequeños caciques” porque no lo dejaron meter sus narices ni sus manos en las alianzas y porque no le han hecho caso ni a sus gritos ni insultos. Porque en ambos partidos se rechaza la vulgaridad periodística.

Desea fervientemente que el panista Roberto Cruz Castro siga peleado con los panistas y que difame a Héctor Melesio Cuén Ojeda para seguir usándolo para atacar al PAN y a la Alianza por Sinaloa al Frente por ser la consigna que viene del PRI y la que mejor ajusta a su proyecto de aspirante a candidato “independiente” al Senado de la República.

Por esa razón falsea el escenario y repite que “a nadie le extrañe verlos (a Roberto Cruz y a Cuén Ojeda) un día tomados de la mano, como siameses ideológicos y ávidamente empalmados si así lo requieren los intereses de ambos, más cercanos que distantes”, lo que aterra a Clouthier porque se le acabaría una pieza, Roberto Cruz, que utiliza para sus propósitos de desarticular la alianza.

Clouthier quiere hacer creer que  Cuén pretende restaurar su relación con la prensa marcada, según él, por frecuentes episodios de choque, cuando no hay nada que restaurar porque las relaciones con los medios son sanas, de mucho acercamiento, salvo con Noroeste y Clouthier, porque rayan en la vulgaridad y en el insulto en sus comentarios.

Cuén mantiene un trato cordial, de respeto, pero sus difamadores quisieran verlo de rodillas, derrotado, pero ha respondido con los recursos legales que todo ciudadano tiene a su alcance para intentar dejar de ser difamado por la  cofradía calenturienta que rodea a Clouthier y que encuentra magníficos espacios para descargar sus vulgaridades, odios, venganzas y otras pasiones enfermizas en las páginas de Noroeste.

La buena relación con la prensa y el respeto a la vida de los comunicadores se demostró cuando la bancada del PAS exigió justicia en el caso del periodista Javier Valdez, asesinado el 15 de mayo de 2017, no una justicia de los dientes para afuera, como lo ha hecho Clouthier que ha intentado usar política y electoralmente el crimen, no una justicia como la que reclaman «periodistas» que odiaban y envidiaban a Javier por sus éxitos y Don de gentes.

Manuel Clouthier es de los políticos –aparte de ser dueño de Noroeste- que pretenden el poder a costa de lo que sea y ven coyunturas en lugar de ver convicciones. Según sea la circunstancia se adapta como camaleón y transita raudo a acuerdos, transas, concertaciones y alianzas con el PRI que de un plumazo de ambición borran lo peor que se han dicho o que se han visto unos a otros. Así es como se mueve Clouthier.

En la misma tónica de Clouthier se comenzaron a moverse los voceros del PRI, interesados en fabricar la mentira de que los panistas de algunos municipios están enojados con la dirigencia de su partido.

Los «comunicadores» priistas, al igual que Clouthier, divulgan que “las cabezas de grupo dentro del PAN quedaron prácticamente excluidos de las candidaturas al ir en alianza con el Partido Sinaloense, así como con el PRD y con el MC”, cuando aún no se sabe quién quedará en las posiciones.

La oferta del PRI a sus voceros, que a la vez se hacen llamar asesores políticos de figuras políticas estatales y nacionales, es regalarles más permisos para que abran nuevos expendios cerveceros si mantienen la línea destructiva contra la alianza Por México al Frente e insisten en hablar o escribir sobre una supuesta división en el PAN para ocultar las fracturas internas en el tricolor.