El fin de los principios de Santamaría

No deja de sorprendernos el autor de «narcolibros», Arturo Santamaría Gómez -calificado como amanuense de Juan Millán, por el “independiente” Manuel Clouthier, dueño del diario  Noroeste-, cuando escribe o cree redactar sobre política. El sábado reseñó un artículo que tituló El fin de los principios partidarios, que al que por “galáctico” y calumnioso ubicamos como “el fin de los principios de Santamaría”.

  1. Aunque explicable, es lamentable que desde su inicio el artículo de Arturo Santamaría asome su reacción visceral distorsionando “su” clasificación de la política como ciencia al afirmar: “Hay política pragmática y hay política sin principios”. En este enunciado se advierte lo siguiente:
    • Una pretensión reduccionista y vulgar del concepto milenario de “política”, el cual desde la antigüedad griega y romana, hasta el renacimiento, la modernidad y posmodernidad, ha sido de gran trascendencia en la formación del ciudadano(a),  de lo público y el bien común.
    • Un juicio moral personal donde pretende juzgar a la “política pragmática” como sinónimo de “lo bueno”, “lo positivo”; y la “política sin principios”, como “lo malo”, “lo negativo”. Con esta afirmación, en su definición de “ciencia política moderna” hasta Maquiavelo podría resucitar ante tal barbaridad.
    • Si aceptamos que la “política pragmática”  por definición es igual a “política de principios”, que por cierto toda persona posee, así sean de carácter “filosóficos, ideológicos y políticos”, no encontramos racionalidad en el galimatías que Arturo Santamaría intenta construir. Ahora, si lo que pretende ASG es erigirse como “el juzgador” de esos “principios” que le ordena “su amo” y “señor”, Manuel Clouhtier, se le respeta, pero también debe de respetar tanto a la ciencia política como los derechos humanos y políticos, sean individuales, colectivos y de asociaciones políticas, que actúan conforme a la legalidad y legitimidad de todo régimen político moderno.
    • Si lo que quiere Arturo Santamaría es arremeter contra el político como gobernante, sin utilizar la incomprendida ciencia política, una recomendación intelectual que quizás olvidó o nunca estudió, pese a sus “estancias académicas” en EUA por mucho tiempo financiadas por la UAS, es que lea o relea los conceptos anglosajones politics y policy.
  2. Es sorprendente cómo Arturo Santamaría condena las legales y legítimas alianzas políticas, lo que es producto de la exasperación porque a su amo y señor, Manuel Clouthier, dueño del Noroeste, ni personas representativas de la sociedad civil, ni partido político alguno lo invitó a ser candidato, aun siendo diputado federal, que por cierto todo(a) sinaloense medianamente informado sabe que fue gracias a que una “corriente” del PRI le promovió votos que lo hizo triunfar en el Quinto Distrito Electoral Federal.
  3. Producto de su irritación, Santamaría revienta sus vísceras en blasfemia por las alianzas  del proceso electoral “2017-2018”, pero curiosamente lo hace contra la anunciada por el PAN-PRD-MC, como si las y los sinaloenses somos ignorantes y no tenemos memoria del pasado y presente ¿O qué acaso empresarios políticos de la otra alianza también lo contrataron como mercenario para atacar la alianza nacional ganadora del PAN-PRD-MC que lleva al frente el maestro Héctor Melesio Cuén Ojeda? ¿O es que también sus ataques son por la desesperación de intentar detener el triunfo de la alianza del Frente con la concurrencia del PAS a nivel de las elecciones locales, o sea, PAS-PAN-PRD-MC?, o de plano ¿Ya no recuerda cuando él y su amo Manuel Clouthier promovieron con vehemencia hace seis años la alianza que llevó a MALOVA a la gubernatura de Sinaloa?
  4. Como ha sido su bien remunerada esquizofrenia política, Arturo Santamaría deja nuevamente al descubierto su liev motiv que es atacar a Héctor Melesio Cuén Ojeda y al Partido Sinaloense, sin importar, protegido en su  libertad de expresión, hacer señalamientos calumniosos que testarudamente pretenden afectar la honorabilidad política del maestro Cuén y del partido político estatal más exitoso de nuestro país como es el PAS.
  5. En la obnubilación de sus palabras, ASG no entiende o es un ignorante deliberado, que el PAS solamente puede participar en las elecciones locales, y que jamás pudo haber buscado una alianza o coalición con algún partido nacional; sin embargo, el interés por el PAS y por   Héctor Melesio Cuén Ojeda, provino de todos los partidos políticos nacionales, lo cual no fue casual, sino por los casi 250 mil votos que obtuvo en la elección pasada, situándolo así en la segunda fuerza política y electoral más importante de la entidad.
  6. Si de posiciones se trata, lo que Arturo Santamaría debe de recordar –si en su remoto pasado de “izquierda” entendió- la tesis gramsciana llamada “guerra de posiciones”, además de ponerse a estudiar territorialmente los resultados electorales del PAS; solamente de ese modo ASG podrá oxigenar sus neuronas y al menos atenuar su recurrente e incontrolable cólera.
  7. Y el colmo, sin dar nombres, que por lo demás ha sido público,  Santamaría dice que en Morena “Optaron por candidaturas más transparentes y competidoras,…”; si de ese tamaño es la mentira, es fácil confirmar que se trata de candidatos que hasta hace poco tiempo trabajaban con altos mandos de gobierno federal y estatal del PRI. Tanto sí que en las esferas políticas se dice que ex gobernadores del PRI, entre ellos Jesús Aguilar Padilla, ya tienen candidato al Senado en Morena en la figura de Rubén Rocha Moya.
  8. Casi para finalizar, tres preguntas: ¿dónde quedaron “los principios partidarios” de Santamaría quien en su pasado presumía de “izquierda”? ¿O es que el “fin” de sus “principios” estaba oculto y llegó cuando inició su prostitución con el mejor postor? ¿De que le sirvieron a Arturo Santamarái sus estudios sobre política?

Parece fácil escribir sobre política. Pero no lo es. Para el desarrollo de un análisis serio se requiere no únicamente sustentarse en la elaboración de libros plagados de mentiras y aventuras policiacas, como los “narcolibros” de Santamaría, considerados como «literatura basura» por sociólogos, sicólogos, criminólogos y  estudiosos de la conducta humana. Los artículos sobre política requieren de conocimiento en la materia no únicamente escribir por escribir con el único propósito de descalificar o provocar deshonra pública.

El fin de los principios de Santamaría es el fin de sus “análisis” periodísticos.