Norzagaray, el «quirinista puro»

La filia priista y el gusto por la cercanía por el poder. Es difícil que el complutense y “exquisito” ex asesor electoral Ernesto Hernández Norzagaray niegue la Cruz de su Parroquia. Durante la campaña del 2016, formó parte del equipo que realizó el “juego sucio” de la campaña de Quirino Ordaz Coppel, candidato del PRI-PVEM, contra sus reales opositores políticos.

En la justa electoral del año pasado el candidato del PRD, Mariano Gómez Aguirre, no fue contra; a propuesta de Manuel Clouthier Carrillo, sirvió de comparsa a Quirino.

Las querencias de Norzagaray no están con Manuel Clouthier, sino con el PRI. Clouthier y otros “panistas”, como Jorge del Rincón, respaldaron la campaña de Quirino.

Norzagaray es de Juan S. Millán Lizárraga y de Jesús Aguilar Padilla. A Clouthier siempre le ha jugado el dedo en la boca y quizá lo sepa o no pero lo deja ser porque hay un interés proempresarial y emocional del copropietario de Noroeste por atacar a la UAS.

Asuntos de interés mutuo, no de filias unen a Norzagaray y Clouthier, pero las verdaderas pasiones de Norzagaray están con ex gobernadores del PRI y con el actual mandatario Quirino Ordaz Coppel, con quien tuvo una magnífica relación cuando este fue el subtesorero y tesorero del entonces gobernador Jesús Aguilar Padilla.  

Norzagaray trabajó para Juan Millán y Aguilar en el Instituto Federal Electoral y en Consejo Estatal Electoral del 2000 al 2009. A ambos les sirvió para consumar fraudes electorales.

En la UAS Norzagaray -del 1978 al 2012-, ganó fama por su ausentismo laborar. De “aviador mejor pagado”. Entre los universitarios trascendió su  inclinación a la agitación o uso de alumnos contra rectores para recibir componendas a cambio de “normalizar” o controlar a los estudiantes que él mismo alborotaba.

De la UAS sacó recursos para su capacitación en el extranjero y en distintas universidades del país. Fue director de la Facultad de  Ciencias  Sociales, campus Mazatlán, donde generó el repudio a su “gestión” por su constantes ausentismos y por su trato déspota a alumnos, maestros y personal administrativo. El sello distintivo de su administración fueron sus viajes de placer o de «estudio» a España y otros países.

No se le conoce en la UAS ningún aporte científico, cultural, académico ni administrativo. El rector Jorge Luis Guevara Reynaga lo apodó “el exquisito”, porque siempre, pese a su condición de “viajero”, exigía que se le diera trato privilegiado y gastos y más gastos para sus “tours de capacitación”.

Desde enero a julio, al interior de Noroeste y en los círculos periodísticos se venia comentando que Ernesto Hernández Norzagaray se reunía en secreto con el gobernador Quirino Ordaz Coppel.

Reuniones secretas, se decía, sin grabadoras, como los encuentros que sostuvieron él, Norzagaray, y Arturo Santamaria Gómez con el ex gobernador Juan S. Millán Lizárraga en los días en que se planeó y se escribió el libro “Juan S. Millán, auge y declive del Maximato en Sinaloa”, del que el ex consejero electoral se desvinculó al ver que había desatado la ira de Manuel Clouthier. 

Al no poder frenar las versiones de sus encuentros en lo “obscurito” con Quirino Ordaz, Ernesto Hernández Norzagaray confesó que “el  domingo pasado se concretó un encuentro con el Gobernador Quirino Ordaz Coppel luego de ‘fechas fallidas’ para conversar sin agenda, sin grabadora. Me recibió puntualmente en su casa con su amabilidad y espontaneidad característica, me presentó a sus ‘compadritos’, como les dice de cariño a sus hijos, y teniendo a la vista un pasto verde intenso empezó a explicarme las principales líneas y acciones de su gobierno”.

Privilegio tuvo pues que en esta ocasión Hernández Norzagaray de ser recibido en la casa del gobernador Quirino Ordaz Coppel, de cuyo resultado dio cabal cuenta al ex rector de la UAS, Rubén Rocha Moya, jefe de asesores del gobierno estatal, recomendado por Jesús Aguilar Padilla.

Según Norzagaray él “no veía al hoy Gobernador desde la campaña cuando un grupo de universitarios nos reunimos con él para plantear la situación que vive la UAS y la necesidad de recuperarla».

De aquella reunión, en la que se involucró también Rubén Rocha Moya, nació, recuerde el lector de GREMIO, el encuentro de Quirino con Marco Antonio Medrano, fallido candidato de Morena a diputado federal, con grupos de colonos disfrazados de universitarios y un segmento de jubilados.

Norzagaray pactó ahí en esa reunión, previa al falso apoyo universitario medranista a Quirino, el respaldo propagandístico a la campaña de los abanderados del PRI-PVEM. De ese encuentro informó a Rubén Rocha Moya, Juan Millán y a Jesús Aguilar Padilla.

Para Ernesto Hernández Norzagaray, en su categoría de «quirinista puro», el gobernador “tiene una visión empresarial de la política, trae otro chip distinto al de sus antecesores, identifica con facilidad las oportunidades de inversión y reacciona con la chequera pública. Es un convencido, sin decirlo en estos términos, que la estructura determina la superestructura. Lleva obra pública a las comunidades y será otra cosa, podría sintetizar su ecuación”

“La conversación que sostuve con el Gobernador fue fructífera y me ofreció amablemente tener nuevos encuentros para abordar los temas de este ‘estado complejo'», reveló Norzagaray. “Para mí es claro que los sinaloenses estamos ante un político que busca alejarse de posturas tradicionales, incluso podríamos decir que es un ‘no político’ en el sentido convencional, con un pie en la empresa privada y el otro en lo público”, finalizó en su artículo dominical, en la que se vio obligado a revelar sus encuentros privados con el gobernador de Sinaloa.

Ve y lee usted bien: la querencia de Norzagaray está en el PRI, en la nómina del gobierno de Sinaloa. Imposible que niegue la Cruz de su Parroquia.