Jubilación dinámica y Hacienda federal

Norzagaray y Manuel Clouthier atacan a la UAS con información distorsionada

Dato 1.- Los jubilados de la Universidad Autónoma de Sinaloa reciben dos pensiones: la otorgada por el Instituto Mexicano del Seguro Social y la de la UAS. La de la Universidad es el salario completo, pago de vacaciones y hasta aguinaldo, que reciben los jubilados como si estuvieran en activo. Se le conoce como “jubilación dinámica”.

Dato 2.- La prestación económica o “jubilación dinámica” deriva de un Contrato Colectivo de Trabajo” que data del periodo rectoral del comunista Eduardo Franco, quien llegó a la rectoría de la UAS el 8 de junio de 1977, con la Coalición de Fuerzas Democráticas, Progresistas y de Izquierda, para el periodo 1977-1981.

Dato 3.- La SEP y la SHyCP rechazan el pago de la “jubilación dinámica”: sostienen que los recursos que se canalizan a la UAS son única y exclusivamente para cubrir pagos a trabajadores en activo y para otras necesidades propias de la Universidad, no para prestaciones extralaborales, menos para cubrir pensiones o jubilaciones, cuya responsabilidad recae en el IMSS o en el ISSSTE. Es Ernesto Hernández Norzagaray y otros jubilados universitarios, -recalcitrantes detractores de la UAS, cobijados por Clouthier- quienes reciben contante y sonante, cada quince días, el pago de la llamada “jubilación dinámica”.

Dato 4.- La SEP y la SHyCP consideran irregular sostener el pago de la infraestructura física y humana de las preparatorias. No las contemplan en el suministro del presupuesto a la UAS.
Cíclicamente, todos los años, al cierre de los estados financieros administrativos, la UAS recibe de la Auditoría Superior de la Federación observaciones en torno a las preparatorias y desliza sugerencias para que se deje de pagar la “jubilación dinámica”. La ASF ha sido reiterativa en calificar de irregular y en ocasiones califica como desvío el uso de los dineros destinados a cubrir esta prestación.

Dato adicional: La Universidad Autónoma de Querétaro suspendió el pago de la doble pensión luego de que tribunales federales resolvieron dos juicios que 32 de los 200 trabajadores que se jubilaron 2006-2012 interpusieron para reclamar el pago al ciento por ciento de la jubilación. Uno de ellos, derivado de la Junta Especial 5 de Conciliación y Arbitraje en el expediente 10718/09/51 en cumplimiento de una ejecutoria de amparo del segundo tribunal colegiado del 22 circuito. El segundo, derivado del expediente 6758/08/51 también en cumplimiento de una ejecutoria de amparo del segundo tribunal colegiado del 22 circuito.

En noviembre de 2014 se resolvieron las demandas: los tribunales federales determinaron que no procedían esos pagos, además que no se puede pagar de forma distinta e independiente pensión y jubilación.

De vuelta al escenario: en uno de esos fragores de un grupúsculo de ex jubilados contra la UAS, el periodista Francisco Chiquete en su columna “La Grilla”, recalcó: la “jubilación dinámica” tiene sus raíces en “la degradación del sindicalismo (…) en una casta sindical que obtenía prebendas sin final. Hubo maestros o investigadores que pasaron toda su vida laboral becados, comisionados o de permisos, no obstante lo cual pudieron pensionarse con la ‘jubilación dinámica’ y con la del Seguro Social, pero además, como en el SNTE, heredaron las plazas a sus hijos”.
Periodísticamente, Chiquete diseñó un traje a la medida de Ernesto Hernández Norzagaray y de otros jubilados que, por perder sus prebendas, se han declarado abiertamente anti-UAS.

EL RESCATE DE LA UNIVERSIDAD

Durante el periodo 2005-2009 la Universidad Autónoma de Sinaloa vivió en una estira y afloja. Héctor Melesio Cuén Ojeda ocupó en el 2005 la rectoría en medio de una aguda crisis contable-financiera-institucional. El caos reinaba en la UAS. Los grupos internos se disputaban el control de preparatorias, escuelas y facultades y el reparto del presupuesto, dejando a último plano el quehacer académico.
Universitarios y ex universitarios que se decían “izquierdas” usaban a los alumnos como carne de cañón, embriagándolos, ofreciéndoles “nochadas” o carnes asadas, “regalándoles” dinero o calificaciones; amafiados con grupos del PRI y del gobierno estatal, ordeñaban el presupuesto universitario, ocasionándole quebrantos tras quebrantos.

La infraestructura física de la UAS semejaba un gigantesco muladar. El ausentismo laboral y la falta de certificación académica desacreditaban la función universitaria.

Héctor Melesio Cuén llegó a la Rectoría de una UAS colapsada, saqueada. El ex rector Gómer Monárrez González, de corte priista, le heredó una universidad usada por el PRI para fines electorales, bajo acuerdos con los grupos de izquierda, que lo mismo tejían negocios al interior de la Universidad, que recibían migajas económicas o electorales, vía PRD, del PRI o del gobierno estatal en turno.

El saqueo de la UAS se registraba principalmente en cinco ejercicios:

  1. Las kilométricas campañas internas en preparatorias, escuelas y facultades y la elección del Rector, jornadas que le costaban un “ojo” de la cara” al alma mater.
  2. A través de un ejército de “aviadores”.
  3. Despachos de abogados que fabricaban demandas para sacarle dinero por “indemnizaciones laborales” a la UAS;
  4. Proveedores “fantasmas”;
  5. Pago de campañas externas y uso de la estructura humana universitaria a favor del PRD, en negociación con el PRI, no para alcanzar triunfos electorales que favorecieran a la UAS, sino para servir de paleros del tricolor.

Antes de Cuén, periódicamente faltaban recursos para cubrir los salarios y otras prestaciones a académicos, administrativos y trabajadores de confianza, por lo que se registraban paros, marchas y plantones o tomas hasta de la propia Rectoría. Adicionalmente, del presupuesto UAS se usaban y usan todavía recursos para el pago de la “jubilación dinámica”.
Héctor Melesio Cuén ordenó una profunda investigación para ubicar y procesar a los responsables de los saqueos y giró instrucciones para implementar una reingeniería financiera-administrativa y académica, generando una reacción furibunda de las mafias universitarias, tradicionalmente amamantadas con el presupuesto universitario.

A los pocos días, fue asesinado el director de la Asuntos Jurídicos de la UAS, Enrique Ávila Castro, quien investigaba un desvío de recursos que implicaba varios millones de pesos y el otorgamiento irregular de 300 plazas sindicales.

El cuerpo de quien fue director de Asuntos Jurídicos de la UAS fue localizado debajo de un puente de la carretera internacional México 15, en el municipio de San Ignacio, con varias lesiones en el cuerpo y traumatismo craneoencefálico.

El crimen aún permanece impune. Inexplicablemente la Procuraduría de Justicia de Sinaloa “congeló” la investigación en torno al asesinato.
Sin embargo, el homicidio no paró con el proyecto de rescate de la UAS, que cargaba otro problema que adquiría ya rangos de gravedad desde el periodo rectoral de Jorge Guevara Reynaga (1997-2001): El pago de la “jubilación dinámica”.

  1. La SHyCP y la SEP negaban el presupuesto a la universidad porque carecía de un sistema contable-administrativo confiable. Las autoridades hacendarias exigían también la cancelación de la “jubilación dinámica”.
  2. Después del diálogo, la SEP y la SHyCP ofrecieron dos opciones para la entrega del presupuesto: la desaparición de la doble pensión o crear la figura del fideicomiso para, con aportaciones adicionales del gobierno federal, las autoridades universitarias y los trabajadores continuar con el pago de la sobreprestación. Héctor Melesio Cuén se solidarizó con los jubilados y la UAS: optó por la creación del fideicomiso para garantizar el pago de la “jubilación dinámica”.
  3. La SEP y la SHyCP comunicaron a Héctor Melesio Cuén, en calidad de nuevo rector, que las nuevas reglas del juego para las universidades del país era elevar la calidad de la planta de maestros y los métodos de enseñanza-aprendizaje de los alumnos; evaluar y certificar académicamente todos los planteles para poder tener acceso a los recursos federales.
  4. El propio Héctor Melesio Cuén pidió a las autoridades que le practicaran auditorías y le realizaran balances periódicos para evaluar el rescate y avance de la UAS.

El Fideicomiso creado por Héctor Melesio Cuén Ojeda otorgó viabilidad al pago de la “jubilación dinámica” por 20 o 30 años.

Casi al cierre de su administración, un grupo de universitarios y ex universitarios, que vieron en la desaparición del Fideicomiso un negocio redondo, comenzaron a sembrar la semilla de la duda en torno al monto y destino de sus recursos.

Los ataques fraguados contra la Universidad y la administración de Cuén se enderezaban principalmente en Noroeste, refugio de ex universitarios y universitarios beneficiarios de la “vieja UAS”, la de la antiacademia y la del saqueo.

Para despedirlo como rector, el caricaturista Gilberto Ceceña Nuño, dueño a la vez de una agencia de publicidad, prácticamente culpó Cuén Ojeda en sus “Cizañas de Ceceña, de haberse robado el Fideicomiso, en venganza por no haberse dejado doblegar y por negarse a firmar un contrato de impunidad con su agencia.
Ceceña fue conminado a aportar pruebas de su acusación caricaturesca y nunca las entregó.

Luego, a la luz de la opinión pública, salió a flote que el Fideicomiso no había sido tocado. Que gozaba de solvencia para sostener el ritmo de la “jubilación dinámica”, lo cual lo hacía más atractivo para ex universitarios ávidos de dinero fácil que comenzaron a arreciar sus ataques buscando su desaparición.

La asonada claramente tenía como propósito.

  1. Desaparecer el Fideicomiso para ganar, con el reparto de comisiones, a favor de los dueños de despachos jurídicos y activistas del movimiento anti-Fideicomiso, con la devolución de las aportaciones que le correspondían a los trabajadores.
  2. Desacreditar a la UAS y a sus actores políticos, principalmente a Héctor Melesio Cuén Ojeda, Víctor Antonio Corrales Burgueño y Juan Eulogio Guerra Liera, los tres últimos rectores autores del rescate Universitario.

El plan era también desestabilizar para crear coyunturas para el regreso de la “vieja UAS”, la del desmadre.
El Fideicomiso para la Jubilación Dinámica desapareció en el 2016. La UAS regresó sus aportaciones a los jubilados y a maestros, administradores y personal de confianza en activo. La cancelación generó millonarias ganancias al grupo que la promovió, pero dejó sin argumento sólido a la UAS para justificar ante la SEP y la SEPyC el pago de la “jubilación dinámica”.

Aun así, la Universidad sigue cumpliendo y pagando el salario completo, vacaciones y aguinaldo, a los jubilados como si estuvieran en activo.

LAS OBSERVACIONES DE LA ASF

Ya es cíclico. Periódico. Como cada cierre de fin de año, la Auditoría Superior de la Federación, con vista a la SHyCP, envió, tras la práctica de una auditoría, varias observaciones al ejercicio fiscal-contable-administrativo del 2015 a la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Las observaciones fueron del orden de los mil 529 millones de pesos, que de inmediato fueron aclaradas y solventadas. La UAS recibió en respuesta de las autoridades federales cartas en las que dejó claro que había cumplido cabalmente con la documentación que justificaba el uso de esos recursos.
Como es costumbre, Noroeste y sus colaboradores ex universitarios, usan las observaciones de la ASF para desacreditar a la UAS, calificándolas de desvíos o desfalcos. El caricaturista Gilberto Ceceña Nuño las caricaturizó, satirizándolas, sembrando la sospecha.

La ASF volvió a considerar como una irregularidad el uso dinero del presupuesto de la UAS en el pago de la “jubilación dinámica” y no reconoció, otra vez, la canalización de recursos para la operación de las preparatorias, pero tras la aportación de documentos y una serie de pláticas, en la que participó la ANUIES, la “confusión” se aclaró.
La ASF y la SHyCP determinaron que no hay daño patrimonial a la Federación ni a la Universidad.

Cuando todo está aclarado, aparece de nuevo, Ernesto Hernández Norzagaray, con su propia “auditoría periodística”, y por enésima ocasión le miente a los sinaloenses, intentando generar confusión.

Como si se tratara de la “vieja UAS”, de la que abrevó y añora el retorno, en su tradicional artículo dominical antiUAS, considera que “los malos manejos administrativos podrían pegar a todos y lo preocupante es que la Universidad puede entrar en una espiral de mayor deterioro donde resulte peor el remedio que la enfermedad”,

Qué caramba ¿llama malos manejos al sostenimiento de las preparatorias y el pago de la jubilación dinámica –de la que él goza-, que llevaron a la ASF e emitir las observaciones del 2015?

Dice: los señalamientos de la SEP, la SHCP y la ASE están fundados para el 2015 y es previsible que la revisión de la cuenta de 2016 termine por empeorar las cosas. ¿Le gusta estimado lector que con el análisis de 2016 se dupliquen los más de mil 529 millones de pesos hoy en entredicho? ¿Qué se finquen sanciones administrativas y penales contra quienes tienen hoy responsabilidades institucionales?

Caray: Norzagaray es de la idea de que por las observaciones que ya fueron solventadas, por el no quebranto de la UAS, por la no quiebra, y sí por el uso del dinero para el funcionamiento de las preparatorias y cubrir el monto de la “jubilación dinámica”, que rebasa al año los más de mil 400 millones de pesos anuales, se finquen responsabilidades penales y administrativas contra las autoridades de la UAS ¿o no?

Pese a que ya quedo aclarado el porqué de las observaciones y en que se usa el dinero, Ernesto Hernández insiste en sembrar la duda y señala que la pregunta que asalta es qué fue lo que provocó que la Federación hayan dejado de lado la indiferencia que habían tenido por más de una década para denunciar el desvío de recursos en la UAS.

Olvida que indiferencia no es auditar. Y la UAS es auditada por la ASF y la ASE y otros despachos contables externos, año tras año. Los desvíos existen en la mente calenturienta de Norzagaray para la descarga de sus desvaríos, fobias y amarguras.

No cabe duda de que Norzagaray no ejerce con rigor periodístico el análisis y que emite constantes juicios de valor sustentados en falsedades.

En su artículo dominical antiUAS sacó una vez más el cobre: su deporte favorito es servir al PRI y al gobierno y atacar al grupo que entró al rescate de la Universidad, que goza de un amplio consenso dentro y afuera de la institución, elevándose como una corriente fuerte, sólida, con voz y voto en el Congreso del Estado y en los ayuntamientos de Sinaloa.

Liga Norzagaray a la ASF y a su propia “auditoria” a la perspectiva del 2018 y sin empacho reconoce que “35 años después, la situación ya no es la misma. La UAS no tiene el romanticismo y la militancia de aquellos años. La gran mayoría de profesores y estudiantes ahora duermen el sueño de los justos….”.

Sostiene que “la decisión del Gobierno Federal de exhibir a las autoridades universitarias sinaloenses como poco escrupulosas en el manejo del dinero público era de esperarse ante los excesos”, cuando de hecho no es el Gobierno Federal quien exhibe, sino Noroeste, Clouthier y Ernesto Hernández, con distorsiones, pues la ASF y la SHyCP ya reconocieron que la UAS aplicó el dinero de manera correcta.
Se lanza Norzagaray contra la UAS porque en ella converge un nuevo partido, el PAS, con el que no comulga, llamándola Universidad-Partido, trayendo a la memoria cuando la institución estaba en manos del PSUM y el PRD o el PRI (en el caso de Gómer Monárrez).

Le niega el rango de Universidad-Academia, reconocida así por organismos nacionales e internacionales, por sus fortalezas estructurales y sus programas de alta calidad.

Ataca a Héctor Melesio Cuén Ojeda y refleja sus temores de que haga una alianza con Morena, lo que demuestra la definición del grupo de Manuel Clouthier, Jorge del Rincón y Rafael Morgan Ríos, en la línea antilopezobradorista, todos.

La consigna es difamar a la UAS. Inventar infundios. Atacar al rector por su reelección y por el apoyo nacional e internacional que recibió Juan Eulogio Guerra Liera, respaldos que por ningún motivo deberían permanecer ocultos.
La consigna para Norzagaray, de Manuel Clouthier y de los personeros del PRI, con quienes mantiene relaciones desde que les sirvió como consejero electoral del IFE, es difamar a Cuén por los riesgos que representa para los intereses de la oligarquía que atenta contra la

Universidad Pública. Por los riesgos que significa estar al frente de una opción política diferente al PAN, PRI, Nueva Alianza, PVEM y PRD.

El invento de que se podría ir en alianza con Morena en el 2018 refleja los temores a la fuerza política alcanzada por Cuén y los miedos de los personajes a cuyos intereses siempre ha servido Norzagaray.
La retorcida “auditoría” de Norzagaray y su intención de que se procese penalmente a las autoridades de la UAS por usar recursos para el funcionamiento de las prepas y para el pago de la “jubilación dinámica”, obedece a los propósitos más nefastos de Sinaloa, a quienes se ha sumado y sirve, empujado por sus celos, amarguras y rencores.
¿Qué va a pasar si las presiones de Norzagaray, Clouthier y Noroeste, rinden frutos y se elimina la jubilación dinámica? ¿Qué pasaría con los jubilados que no tienen otros ingresos? ¿Qué pasaría con las preparatorias?